Atención: sólo si eres más de corto que largo plazo podrás entrar en la aventura.

domingo, 23 de diciembre de 2007

LA PSICOLOGÍA DEL SER.




"Qué, bueno. Azu, tenemos que ir. Es el mejor. Merece la pena".

A tí te sueltan esto en una cafetería sin darte más detalles y no puedes evitar cierta curiosidad. Jorge fue el que me dijo esto. Se le notaba emocionado con lo que quiera que fuera.

- Es de las pocas veces que viene a España y que va a repartir un poco de su genialidad.

Soy tonta. Ante esta última frase ya no necesitaba pensar más: " es Woody Allen y va a dar un concierto en la ciudad. Hay que ir". Y sin preguntar nada y con la mirada llena de luz le dije a Jorge que iría y a la hora que fuese. Woody Allen es ese tipo de personas que me despierta mucho interés porque parece que siempre va por el mundo como si la cosa no fuese con él. Y me encantan los conciertos de pequeño recinto donde uno está sentado y puede relajarse. La pena era que no podría venirse Ale que nuevamente estaba fuera de la ciudad. "Pero a La Puta Profiláctica, digo Diego, le encanta Woody Allen". Así que se lo dije. Diego hasta lloraba de la emoción pero planteó una duda que debí tomarme en serio:
- Pues no sé dónde tocará. Además, no he visto ningún tipo de noticia en periódicos ni en las programaciones culturales del mes.
- Tú no te preocupes que Jorge ya se encarga de que tengamos la entrada. ¡Dios!, no sé qué ponerme.
Al final me decidí por un vestido negro que no es nada ostentoso y con el que siempre quedas bien aunque vayas a buscar la droga a las 3000 viviendas. Diego se compró todo el equipamiento en Custo. La ocasión lo merecía aunque los próximos meses se los pasaría racaneando comida en casa de amigos.
- Jorge, ¿pero tú qué haces de chándal?. ¡ Hijo, que seguro que llegamos tarde!- le dije con cierta indignación.
- Pero si yo ya voy así. No sabía que era para vosotros una ocasión tan especial.
- Hombre, Woody Allen bien lo merece - decía Diego sin quitar el ojo a sus zapatos.
- ¡Ah, claro. Woody Allen!. Ja, ja, ja. Bueno, pues vayamos que sino tendremos que "escucharlo" de pie.
Llegamos al teatro de La Magnolia y no parecía haber mucha gente. Me fijé que algunos iban con ropa muy "cómoda", casi como Jorge. Por allí vi a Mateo Ibarguru, un psiquiatra argentino del que tenemos los derechos de publicación en España. De vez en cuando hace terapias de grupo por el mundo adelante y es todo un superventas (no tanto como Roy, claro). Así que me dije: "al menos alguien conocido, que va con una especie de túnica pero es lo que tiene ser una celebridad".
Entramos en el teatro y la gente estaba en el escenario alrededor de un círculo de espejos:
- Azu, ¿ seguro que venimos a ver a Woody o estamos haciendo escala antes de ir a verlo - dijo Diego con preocupación.
- Venga, vamos al escenario que lo pasaremos bien - propuso Jorge.
Y esto fue lo que pasó:
Apareció Mateo Ibarguru entre aplausos, hubo un silencio y de repente:
- Me he desnudado. Como pueden ver estoy completamente desnudo delante de todos ustedes y no siento reparo. Me siento bien y me muestro como soy, sin capas, y con mucho valor.
La gente comenzó a desnudarse, Jorge incluido y Diego al ver el percal ni lo pensó una sola vez.
- Vaya, tenemos una tímida. Venga aquí.
Lo que me faltaba, y vestida como para ir a ¡un jodido concierto de Woody Allen!. Me puse a su lado y pude observar que era un hombre muy atractivo, y no podía dejar de observar su sexo circuncidado y bello. Una polla hermosa. Su sexo llegó a la plena erección y yo allí tan vestida, tan violentada.
- No he podido evitar que mi pene adquiriese cierta autonomía frente a esta piba tan guapa. Esto me pasaría vestido también, así que no es diferente.
Me dejó irme a mi espejo, donde me desnudé y desnudé mi alma. Me empecé a ver a mí misma como nunca antes lo había hecho. Sólo pensaba en mí como un pequeño punto en el mundo que tenía que sobrevivir al día a día con otros tantos puntos. Todos buscando lo mismo: el equilibrio de nuestra alma con el entorno. Pero es en ese momento en el que empiezas a ver que simplemente eres nada y que no te aprecias, que dejas que los demás no reparen en tu interior, y que no eres la dueña de tu vida. Te dejas llevar por esas pequeñas corrientes que son los impulsos. Y ahí es donde te decides por un bolso por el que no puedes pasar sin él un día más, te mientes a tí misma vistiéndote de la manera más elegante que consideres para ocultar a los demás ese verdadero yo que nunca ha salido de esa cueva en la que se ha convertido tu cuerpo.
No pude evitar empezar a llorar y llorar. Me tiré al suelo y lloré como una niña, pateleaba, y en un ataque de ira rompí el vestido en mil pedazos. Me odié por todo aquello que había hecho en estos años y que ahora me hacía sentirme artificial. Mateo se acercó a mí y me dijo:
- Eso que hacés es muy bueno. Ahora que ya sabes lo que ha sido artificio, pensá en lo que merece la pena de tu vida.
Y sí. Merecen la pena los amigos, los paseos por la ciudad hacia ninguna parte en concreto, la música al despertar, las risas de mi madre, la vida por fascículos de mi hermana, la sonrisa de la gente a la que dejas sentarse en el metro, las conversaciones espontáneas en la editorial, Ale...

jueves, 20 de diciembre de 2007

DE BAJA.


Aún hoy me acabo de reincorporar al trabajo. La estancia en Ibiza muy bien, pero Dios decidió castigarme con una gastroenteritis propiciada por un atracón de marisco en dudoso estado. No sólo estuve en cama, sino que permanecí incomunicada. Un camión de la basura con conductor pasado de copas, impactó contra el tendido de la Telefónica y dejó a media ciudad sin red, ni cobertura.

Pero ahora estoy feliz. Alejandro me trajo estos "manolos". Unos botines que me tienen encantada. Ayer estuve todo el día por casa con ellos puestos. Que si a la cocina, que si con ellos puestos mientras me depilaba. ¡Hasta follamos ayer y yo sin quitármelos!. Esto ya está empezando a adquirir la gravedad de aquel momento en el que de pequeña me enamoré tanto de un flotador, que hasta salía a la calle ocn mi madre, le vestido del Domingo y el flotador rosa chicle con flores verdes.


Hoy ha sido la vuelta al trabajo. Soyuna perra y os lo explico ahora mismo:

- Para que Diego no me odiase para el resto de mis días, me quedase desterrada a la soledad en el trabajo, y el sentimiento de culpa aflorase en mi persona (desde que nací que he conseguido esquivarlo y esta vez no iba a ser menos), le pedí a Alejandro que pagase la fianza para sacar a Diego de la cárcel.

Y no pudo resultar mejor: hoy mi llegada fue triunfal, esperada, anunciada como de personalidad célebre a nivel mundial, y con tacita de chocolate y los mejores churros... la cara oculta fue el "rascacielos" de documentación que me queda por solucionar.

- Azu, quería ir a verte y agradecerte lo verdaderamente AMIGA que eres, pero Alejandro me dijo que era mejor esperar a tu recuperación. ¡Dios!, me siento tan mal por todo aquello que salió de mi boca- dijo con rabia Diego.

- No te preocupes. Yo también dije cosas feas. A todo esto, ¿has vuelto a ver a Roy?.

- Eso es lo mejor, Azu. Que Diego ahora es... - iba a decir Nuria cuando Diego le tapó la boca.

- Nada, que me he convertido en una especie de leviatán para él. Aparezco en su columna de opinión todos los días.

- Le ha puesto un mote: La Puta Profiláctica. Profiláctica por lo de la mamada con condón - reía Marisa.

- Ya se le pasará- dije haciendo un esfuerzo sobrehumano por no reirme.


Los botines causaron gran sensación. Valeria no se lo pensó 2 veces:

- En cuanto los saque Zara, me los cojo.

- Bien. Pero nunca serán unos "lolos" como los míos.

Pensando en los botines, me estoy dando cuenta de que cada día estoy mejor con Alejandro. Si hasta contrató a una asistenta para hacer la casa mientras estuve de baja.

Mi tía Engracia encantada:

- Dile que se venga a vivir aquí. Así seguro que la asistenta pasaba a ser indefinida y se potenciaría la economía del país. Ya sabes, un granito de arena...

- Tú lo que quieres es vivir como una reina mientras puedas. ¡ Búscate un "Alejandro"!

- Lo intento, cariño. Pero sólo consigo chulaos sin dinero pero con gran dotación.


¿Vivir juntos?. Bueno, esto aún no lo había ni pensado. Sudores fríos me entran con sólo imaginarlo... ¿ Y si se le ocurre pedirme matrimonio?. ¡Joder!, parece que no me había enamorado nunca en la vida.

domingo, 9 de diciembre de 2007

MOVIDA NOCHE IBICENCA.



Y doy gracias a la vida por haberme librado de ir a la comisaría porque la que se montó ayer fue de traca y por mi culpa. Pero me salí con la mía (al menos de momento).

Me pasé el día de ayer esperando y deseando que llegase la noche y poder decirle cuatro cositas a Diego. Para colmo, me llamó el editor por la tarde:

- Señorita Azucena. Tengo entendido que usted es muy amiguita del señor Perzano (Roy), y que también anda muy amigada con nuestro empleado Diego, el sindicalista de los cojones. Sólo quería decirle que está muy feo eso de hacer de celestina, si ello conlleva la quiebra de la compañía.

O sea, que ahora la culpable de que estos dos se hayan liado es mía. Ni siquiera tuve momento de réplica. Sólo me salió una frase al estilo de Cruella: "haré lo posible por acabar con la felicidad de nuestra principal fuente de ingresos". Todo esto en el contexto de un restaurante muy elegante y con amigos de Ale delante:

- Es que estoy en un grupo de teatro y a veces sobreactúo.

Eso no se lo tragó nadie y a mí sólo me sirvió para despreocuparme por un momento. Mi ira iba creciendo a medida que pasaba la tarde. Me llama mi prima Carmucha:

- Joder, tía. ¡Eres una guarra!. Se han enterado en la aldea de que ya no estoy con Manolo. Un apuro del 15 que pasé porque nos presentamos allí y tu madre que me empieza a llamar de todo. Es que sólo a ti se te ocurre hospedar a la tía Engracia y presentarle a tus amigos que, por casualidad, me conocen y largan mil hasta por la punta de los pies. Ya puedes ir buscándote otro lugar donde depilarte, y a ver si encuentras mejor precio, monina.

Genial, también mi prima. ¿Qué culpa tengo yo de que mi tía Engracia alterne por Chueca y sea un personaje en alza en la movida?. Lo que ya no me extraña es lo de mi madre, que se ha vuelto de insulto fácil. Para terminar de llenarme de mala leche, mi hermana:

- Eres de lo más insolidario. Yo te conté mi problema buscando comprensión y me encuentro a una cerda egoísta que como en estos momentos está con un ricachón y en Ibiza, se olvida de los demás. Así no le vas a llegar ni a la aguja del tacón a Elena Cue. Ojalá fueses adoptada.

Bueno, que iba calentita y a una fiesta hippy. ¡Bravo!, lo que necesitaba. Gente que se cree hippy pero que no salen de casa sin sus buenas tarjetas de crédito y sus bolsazos CH, PG, DKNY,... ¡hasta las siglas me están enfureciendo!.

- Azu, creo que podemos ir a otro sitio y te relajas un poco. A mí esas fiestas no me acaban de convencer - me decía Ale mientras me atusaba el pelo.

- No me trates de convencer que estoy calentita. Sólo le voy a dejar claro, una vez más, a Diego todo lo que se está jugando él y sus compañeras con este rollo. Porque esto es un rollo y sólo por joder el tío va a tratar de aguantar al lado de Roy por cabezonería. Si son incompatibles, ¡por Dios!.

Llegamos a la fiesta. Diego que nos ve al vuelo y se acerca. Muy cariñoso. ¡Mierda!, así no podré enfadarme. Sabe como manejarme. De repente aparece Roy con una camisa de flores y un pareo con un corazón pintado que ponía: "Diego es para siempre".

- Son tulipanes, churri. ¿Te gustan? - dijo Roy

- Vaya, Roy. Sí que has dado un cambio drástico. Me voy a beber que lo necesito.

Ale se lo pasó en grande. Para que luego me dijese que estas fiestas no eran lo suyo. Yo me limité a quedarme en la barra a vigilar la situación y a conspirar con el camarero. Me hice bastante amiga de él y surgió el plan:

- ¿Y tú por cuánto dinero estarías dispuesto a enrollarte con ese de ahí (señalando a Diego)?

- Uh, vida. Yo nada, me gusta a rabiar. ¿Lo conoces?

- Estás de suerte. Vente que te lo presento. Y no te preocupes por la barra que yo te continuo con el cotarro.

Ya al presentarlos noté en Diego esa típica cara de " te voy a follar y haré una fotografía mental de ese pedazo de miembro que tienes y que ya vislumbro en ese pantaloncito tan ceñido". El plan iba a funcionar a las mil maravillas. Se fueron a una especie de reservado. Esperé unos minutos y luego avisé a Roy para que fuera hasta allí:

- Roy, Diego te espera en el reservado. Ya sabes, un poco de marcha extra.

Lo que vino después era para verlo. Roy se alteró y no paraba de gritar:

- ¡Hijo de puta, pero si a mí siempre me la has comido con condón!. Y en cuanto a tí...

Comenzó una pelea que no entraba en mis planes. Pero también me sirvió para comprobar que Roy sabe pelear y con un estilo que ni Bruce Lee. La pelea se convirtió en el centro de atención de la fiesta: el camarero desnudo y con el miembro aún erecto, y Roy con los ojos a punto de salirse de las órbitas. Si hasta soltaba alaridos al estilo de "Braveheart". No podía perder ripio de la situación. Se me acerca una estúpida:

- ¡Qué marcha!. Tú, sírveme un martini.

- En estos momentos la barra está cerrada con motivo de la contienda.

- ¡Habrase visto!. Tú me sirves que para eso te pagan

- Ahí te has colado. A mí no me paga nadie. ¿Quieres el puto Martini?

Y le tiré el Martini a la cara. Ella vino hacia mí como poseída y comencé a pegarme con ella. Al rato media fiesta estaba a leches como si el pegarse fuese un virus. Aprovechando mi furia, esquivé a la pija y me lancé hacia Diego. Le empecé a tirar del pelo:

- ¡Mira la que has montado!. Ya sabía yo que lo de Roy no iba en serio. Eres un maricón y de los peores.

- ¡Pero si me lo has presentado tú, putona!. Calla, porque nos consta que algo puta sí has sido. Y con éste estás por el dinero. Aprovechada de mierda.

Le di un puñetazo que lo dejó tirado en el suelo. Se me ocurrió rociarlo con todas cuantas botellas de alcohol encontré . Mi mano comenzó a resentirse minutos después. Se oían las sirenas de la policía. Fui hacia Roy y me lo llevé con ayuda de Ale. Al salir, escondiendo la mano, expliqué a la policía que todo lo había empezado un tipo que estaba tirado en el suelo apestando a alcohol y que, "por lo visto", obedecía al nombre de Diego.

- Azu, me das miedo con estas cosas que haces. Pobre Diego, ¿cuánto estará en la cárcel? - me dijo Roy entre sollozos.

- Ahora lo que tienes que hacer es olvidarte de él, y del amor. Lo tuyo es sufrir y rajar de esta mierda de vida.

Ya lejos de la fiesta, Ale me dijo mientras conducía:

- Yo te hubiese defendido de la chica esa pero vi que te las arreglabas tú solita. Aparte de que se me da muy mal eso de pelear. Pero como tú sabes, pues ya me siento más protegido.

He sido mala. Hay que tener en cuenta que estaba en juego mi cabeza, la de los demás empleados de la editorial, y llevaba el chip mental lleno de malas intenciones después de las llamaditas.

Ahora me da pena Diego, pero conseguiré que lo suelten. Y a ver que se me ocurre para que no me odie el resto de su vida.

viernes, 7 de diciembre de 2007

SE VIVE BIEN, SI LO HACES BIEN.



Este año he visto recompensadas mis duras jornadas de trabajo del año pasado en forma de puentes. Los he ido cogiendo todos. Y todos están siendo pequeñas vacaciones.

¿Que tiene de especial un novio que se preocupa por ti y busca no enfadarte?, pues que te invita a Ibiza en el puente de la "Inmaculada Constitución". Y eso que tenía otro viaje profesional, pero se dijo que no podía descuidarme a mí y a l0 nuestro. Un sol de hombre.

¡Y la suerte que hemos tenido con el tiempo!. Y nada de hotel. Nos hemos alojado en una pequeña casa ibicenca de unos amigos de Ale.

A mí me sienta bien esta vida. Me veo más guapa, más relajada. Vamos, que si ahora me enterase de que estoy embarazada, he sido adoptada, o que lo del trigo de Ucrania era totalmente cierto, no me sorprendería. Simplemente me veo como en la madurez de mis sentimientos.

Pero esto no hay que decirlo muy alto, porque las buenas rachas en mi vida duran menos que un suspirito. Mientras me dure esto voy a tratar de no estropearlo y es por eso que me disculpé mil veces ante Ale por mi desaire del otro día. Y estoy tratando de centrarme en él y no en su padre. A veces su recuerdo asoma, y para borrarlo me lanzo sobre Ale para darle un beso con todas mis fuerzas.

Ceremonias aparte, mi hermana me ha llamado hoy mientras comíamos un marisco excepcional (porque estaremos en Ibiza, pero el marisco viene de Galicia) para contarme "cosas". Cuando mi hermana llama para hablar de su vida e interesarse por la tuya como si fuese una llamada rutinaria, hay que temerse lo peor:

- A ver, Susana. Déjate de rodeos y pasa lo que realmente te tiene preocupada. Estás embarazada, ¿verdad?.

- Eso nunca. No pienso deformarme el cuerpo por sentir la llamada del reloj biológico. El problema a lo mejor hasta es más complicado...

Y soltó la bomba que hizo que dejase de comer "santiaguiños":

- Verás, pues que resulta que me he enrollado con el hijo de Servando. Pero me he enrollado de que hasta se la comí. ¡Dios, estoy comenzando una relación a dos bandas con el padre y el hijo!

Es en ese momento en el que me pregunté si de verdad no éramos gemelas o algo así, porque esto ya era el colmo:

- Azu, cariño. ¿Te han dado una mala noticia?. Tienes una cara.

- Oh, no, Ale. Es mi hermana. Ella siempre sabe como sorpenderme. No te preocupes.

Pues mi hermana me siguió contando que ella no tenía intención de dejar a Servando, y que no podía dejar de pensar en su hijo, Manu. Decidí abstraerme e imaginarme con Fernando mientras mi hermana narraba sus experiencias. La brisa levantó levemente mi falda y se fue introduciendo entre mis piernas. Cerré los ojos y fui dejando caer la cabeza hacia atrás:

- Azucena, ¿me estás oyendo?. No es algo de lo que debas pasar. Soy tu hermana.

Se rompió el hechizo:

- La que se ha metido en el problema has sido tú. Lo único que te puedo decir es que, como sigas así, te vas a quedar sin el padre y sin el hijo.

- Pero Manu sabe que estoy con su padre. ¿Por qué me iba a dejar?

- Pues porque a lo mejor te ve tan fácil que dejas de interesarle. A los hombres hay que ponérselo difícil (esto lo he dicho yo que soy la primera que se arrastraría desde Huelva hasta Benavente por un hombre como Fernando).

- Sí que te ha dado fuerte esto. Tía, yo quería un poco de conversación y no que me echases los perros. Lo que pasa es que como mamá ha vuelto a hablarte te has vuelto una cobarde y ya no pasas a la acción. Además, con ese novio que tiene tanto dinero lo que quieres es convertirte en una Preysler. Y yo te digo: "recuerda que Preysler sólo hay una y nadie podrá continuar su legado".

- Vale, Susana. Lo que quieras. Con esa frase ya estás más cerca del Goya. Haz lo que veas. Hagas lo que hagas sufrirás. ¡¡¡Toma frasecita!!!

Al cabo de un rato Susana se despidió no sin dejar entrever en su voz un cierto temor a todo lo que yo le había dicho.

Es normal que le quisiera meter miedo. Me estaba viendo muy retratada en esa historia y...
Me pregunto si Fernando sabrá que estoy oficialmente con su hijo. Porque la verdad es que parece que a este hombre se lo ha tragado la tierra. Ale no suele comentar nada sobre él. Y hace unos días que no sale en los periódicos.
Sí, bueno. Me he mentido y a todo el que ha leído esto ya que sigo pensando en él y buscándolo, pero cada vez menos. Qué conste.
Y algo me dice que la próxima semana será muy tensa en la editorial. No es una corazonada, es la entrevista que me acaba de pasar Ale y que sale en el periódico de esta mañana. La cita textual lo dice todo:
"Estoy feliz"
Esta frase ya nos sirve para saber que se avecinan malas caras y broncas por doquier. La frase es de Roy, nuestra estrella en la editorial y que, como ya dije, se caracteriza por ser un individuo pesimista reportando su actitud ante la vida y el mundo un pastonazo a la editorial que no os podéis ni imaginar. Ya se lo dije a Diego:
"Mira, Diego. Como con este polvo hayas cambiado algo en el ser intrínseco de Roy ya te puedes ir preparando porque el editor hará todo lo posible por desterrarte."
¡Mira tú!. Si están por Ibiza este puente. De hoy no pasa que quedo con Roy y Diego y le canto las cuarenta. Se va a enterar. Lo hago por el bien de todos:
- La editorial: sin beneficios habrá recortes de plantilla.
- Roy: no conoce la felicidad. No sabe lo que es. Por tanto, ¿para qué quiere ser feliz?
- El público lector: esos fans entregados a la lectura de sus obras y que no dudan en hacer cola el mismo día que sale una novedad.
- Yo: porque no quiero más sobresaltos en mi vida. Un poco de calmita durante unos meses. Tampoco pido tanto.

lunes, 3 de diciembre de 2007

LAS PESADILLAS, COMO LOS SUEÑOS, SE PUEDEN HACER REALIDAD.


"Azu, ¿qué te parece si tratamos de emparejar a tu tía con mi padre?"

Alejandro no sabía lo que me estaba diciendo. Sabía que me había acostado con su padre en más de una ocasión, pero esto parecía no importarle al proponerme tan ridículo plan. ¿Qué le podía ofrecer mi tía Engracia que yo no pudiese y con más calidad?.

Así que lo hice: saqué mi navaja albaceteña, que guardo siempre debajo del colchón y...

Dos navajazos le seccionaron el cuello, del que emanaba el rojo más vivo y dinámico que jamás habia visto. La navaja se dejó descansar en su corazón sumiéndolo en su último y más profundo sueño.


Evidentemente ésto es un sueño. ¡Qué digo sueño!, pesadilla de las grandes y de las que se repiten. Durante el día no pienso nada en Fernando, y cuando me acuesto viene a mi mente.

Por otra parte mi vida de pareja con Alejandro va cada vez mejor, y con ello otras cosas:

- mi madre ya me ha vuelto a hablar y hasta me ha dado dos besos. Todo esto lo ha conseguido mi tía Engracia que me hizo llevarla a la aldea. Pero era una encerrona porque allí estaba mi madre emocionadísima porque estaba asentando la cabeza y con un buen mozo:

- Mamá, pero si no lo conoces.

- Conozco, cariño. Tu tía le sacó unas fotos mientras dormía en tu cama.

- Y desnudito que así se ve lo "bueno" que es - decía mi tía frotándose las manos.


Con Jorge tuve un momento de malentendido. La culpa fue de Alejandro y su manía de presentarse como mi novio antes de dejarme hablar a mí. Jorge nos vio en un restaurante y más tarde me llamó para insultarme por activa y por pasiva:

- Yo sabía que algo puta eras, pero puta de las que no cuenta su vida. Me estoy replanteando lo de tu vestido para la boda, porque a lo mejor no vienes.

- ¡¡Jorge, cálmese la bestia maricona e histriónica que llevas!!.

Le expliqué todo y se fue relajando. Luego me felicitó. ¿Por qué la gente te felicita cuando tienes pareja?. A ver si es porque en mí es como un logro.
Pero yo no fui la protagonista del momento. Sí señor, porque la sorpresa vino dada por Diego y Roy. Roy es otra de mis Maris. Lo conocí en la editorial porque él es escritor, poeta, ensayista, columnista... todo lo que hace es escribir. Y no se le da mal. Es muy admirado porque a todo lo que hace le aplica el sello personal del pesimismo ante esta "entrada de siglo tan inminentemente apocalíptica". El otro día se acercó para perfilar unas cosas de su última novela, "la historia de un niño que se niega a salir de su madre porque con lo que ve en la sala de paritorio ya le es suficiente para ver que el mundo es una mierda, con lo que la madre se acaba acostumbrando a ver la cabecita de su hijo asomar de su vagina siempre que a la criatura se le ocurre una nueva idea filosófica para cambiar el mundo. A cada idea propuesta le sigue un "interesante" debate sobre lo expuesto por el retoño con su padre que resulta ser el personaje de un alto cargo clerical". O sea, una novela muy a la altura de Roy y que ya me leí (no me ha dejado indiferente, aunque al terminar de leer me fui pitando al primer "McKing" que se apareciese ante mí).
Y, fíjate que ese fue el primer momento en que se cruzaron Diego y él. Nada bueno se avecina. Usaron la sala de reuniones para intimar más y Roy salió de allí con una leve sonrisa:
- Mira, Diego. Como con este polvo hayas cambiado algo en el ser intrínseco de Roy ya te puedes ir preparando porque el editor hará todo lo posible por desterrarte.
- Cariñito, le he dado lo que necesitaba. Su vida será muho mejor ahora. Y seguro que nos vemos más.
- Roy necesita estar triste y con cara de jaula para crear y escribir. Si aún sigue conservando la sonrisa después de unas horas, te habrás cargado la imagen de todo un "referente de la literatura en habla hispana de estos últimos 20 años" (cita textual de Juan Cruz después de leer su ensayo " La muerte es la vida, matemos la vida").

En cuanto a Alejandro, pues he de decir que me trajo de Viena de todo. Yo le había pedido una postalcita y me trajo, paso a enumerar:

- el Palacio de la Ópera en miniatura de resina;

- dulces vieneses;

- un dvd de una ópera (por lo visto es importantísimo);

- y una LOMO.
La Lomo fue lo que me hizo caer rendida a sus pies y comenzar a hacer el amor como descosidos. Al fin y al cabo ya estaba acostumbrada a una cierta rutina de sexo con él y como se me había marchado unos días...
Unos días sin mucho sobresalto hasta que después de hacerlo con Alejandro la pesadilla se materializó:
"¿No crees que tu tía podría hacer buena pareja con mi padre?"
Si es que cuando creo que debo tener armas afiladas debajo del colchón no lo digo en broma. Mi reacción no se hizo esperar. Me puse hecha un basilisco. Le grité, lo llamé degenerado (porque el que un señor de cierta edad se enrolle con una señora de cierta edad también es antinatural).
Total, que me levanté de la cama y lo eché de casa. Hay que decir que la cara de Ale era de total incomprensión:
- Azu, hablaremos en otro momento cuando te calmes. Ni que estuvieses celosa, mujer.
¡Uy, lo que dijo!. ¿Celosa?:
- ¿Pero tú que te has creído? Porque me haya acostado con tu padre no significa que me haya calado tan hondo que me haya obsesionado con él y no quiera que esté con otra. Por mí como si vuelve con tu madre.
- Azu, mis padres se separaron hace un tiempo, pero es que mi madre ya no está en este mundo.
- Ay, me sacas de quicio. ¡Vete de una vez!
Lo empujé con un cojinazo lanzado con toda la fuerza de este mundo y cuando me quedé sola una sonrisa maliciosa se esbozó en mi cara:
- O sea, que la ex-mujer no es problema.
¿Mi relación con Ale?. Pues yo ya me siento en pareja. Cuando ya se tiene una discusión y se monta un numerito de este calibre, se puede decir con la boca grande: "TENGO NOVIO".

martes, 27 de noviembre de 2007

¡¡¡NI EN MIS AÑOS MÁS LOCOS!!!


Un chocolatito caliente y me meto en cama. Os preguntaréis que por qué. Pues porque ayer fue uno de esos días que en la editorial llamamos "día suicida".
La cosa va de estar hasta bien tarde trabajando y haciendo de todo. El de ayer fue un día candidato a "día de suicidio colectivo": nos vimos solos, sin los máximos responsables y teniendo que acabar informes de todo tipo para mandar a la central francesa.
Se vivieron momentos de tensión, lágrimas, introspección emocional, pero nada de fiesta. Sofía fue la única que tuvo unos momentos de relax. Nuestro querido "pistolero" Raúl vino para dar ánimos a la gente en general y sexo de jovencito con grandes energías, y por lo visto grande también de lo otro, para Sofía en particular. No es que fueran pareja, sólo había encuentros:
- La última vez me colé en el taller de su padre y nos lo hicimos en un Supercinco destartalado - decía con ojitos golosos Sofía.
- Anda que son ganas. Yo hace tiempo que soy de la opción de que si quieren que me deje so-me-ter en un coche, o un Lexus o nada - gritaba Diego desde algún lugar de la oficina.
La sala de juntas se convirtió en un picadero con grandes posibilidades para Sofía y el cachorro.
- Eso que se ahorra la Sofi, que así no se va a países exóticos en busca de lo que ahora tiene en la sala - argumentó Nuria que estaba cargada de carpetas.
Acabamos sobre las 21:00. Fue una tarde frenética en la que aprendí a decir algunas cosas en francés gracias al método de Valeria, una especie de traducción mediante signos a la que se iba sumando gente de cuando en cuando. A veces parecía una timba de pócker. Salimos del trabajo con la sensación de que nos habíamos quitado un peso de encima. Loreto propuso un improvisado plan:
- ¿Por qué no nos quedamos por la zona, cenamos algo y nos relajamos un poco?.
No era mala idea y nos fuimos al "Possío". Hacía un montón de tiempo que no entraba allí. De ese lugar me echaron borracha perdida hace ya unos 5 años. Lo bueno de los bares es que los camareros no suelen durar mucho, así que no había ninguno que me sonase. La cena estuvo amenizada por Diego que, copa de vino en mano, nos contó todo tipo de anécdotas sobre sus relaciones con los hombres. Era el alma del local que iba cambiando la clientela de última hora de la tarde por parejas y grupitos de gente joven.
Pensaba irme rápido porque ya empezaba a notar que la noche iba a ser larga. Me levanté:
- Muy bien, Azu. Me has leído el pensamiento. Venga, pincha ahí en la juke una canción marchosita - gritaba Diego.
- Vale, pero no hace falta que lo pregonees que estoy a tu lado. Aunque luego me iré yendo que estoy cansadísima.
- ¡Que te vas a ir tú!. De aquí no se va nadie hasta que acabemos todos a gatas. Bueno, a Diego ya le falta poco... - decía entre risas Valeria.
Me acerqué a la juke y... ¡mierda!, metí una moneda de 2€ y no me daba vueltas. O sea, que iba a haber música para rato. Puse una canción de Britney Spears que me encanta y que, de paso, nos hizo descubrir que había nacido una estrella: "Oops, I did it again". Y es que Raúl saltó de su silla y se puso a moverse con un ritmo dinámico. Daba pasos de profesional. A mí ya me parecía que estaba viendo a los NKOTB, mis ídolos de todos los tiempos.
- Vaya, Sofi. A mi me dejas a este palomo una noche y te lo vuelvo cojo del todo - le dijo Diego a Sofía.
Con la apertura del baile vinieron otras canciones y el tequila. También apareció por nuestra mesa el vodka. Lo que debimos beber hizo crecer el PIB de Mexico y Rusia en un suspiro. Llegó un momento en el que sólo apreciaba, porque ver ya no veía demasiado, botellas vacías. El local entero comenzaba a girar a mi alrededor, porque yo pensaba que simplemente estaba parada y de pie cuando era precisamente lo contrario.
Dependiendo de si teníamos más cantidad de tequila o vodka la música oscilaba entre rancheras de despecho (que para eso Paquita la del Barrio sabe lo que hace) o canciones movidas que nos hacían soltarnos la melena (Diego se la soltaba simbólicamente a lo Carmina Ordóñez, y Nuria no se la soltaba porque es de pelo corto, pero de pelo corto de lesbiana no reconocida). Acabamos cerrando el bar ya sabe Dios a qué hora. Si hasta creo recordar que queríamos ayudar a limpiar a los camareros que quedaban y todo.
Lo siguiente fue irnos a una placita a tirarnos en el suelo. Yo tuve mucha suerte. Me tiré directamente sobre la tierra que estaba humedecida y sólo puedo decir que nunca más me podré volver a poner esa falda de Devota & Lomba en la vida. Pude aprovechar para dormir un poquito tirada en ese lodo (casi como el bolero de Los Panchos). Más tarde, Raúl propuso seguir hasta el final y qué mejor que irnos a desayunar todos juntos.
¡Vaya por Dios!. No se les ocurre otra cosa que ir a Macadamia, una cafetería que sirve unos desayunos con mucho encanto y que es un lugar con mucho más encanto si cabe. Allá que entramos nosotros. Parecíamos sacados directamente de un tornado. Unos pelos, unos ojos, mi falda, todos oliendo a alcohol en un radio de acción de kilómetros...
No nos dijeron nada, pero las miradas del personal y de la clientela lo decían todo. Por suerte soy de esas personas que siempre llevan en su bolso unas gafas de sol. Me las puse y pude disimular un poco el estado de resaca. Desayunamos en total silencio. Nadie decía nada. El único ruido que se escuchaba en nuestra mesa era el de las cucharillas y los morreos de campeonato que Raúl le daba a Sofía.
- Hijo, Raúl. Que no se te acaba la energía ni a base de inyectarte calmantes. ¡Qué barbaridad! - respondía indignada Loreto.
- Pues ya sabéis por qué estoy tan contenta en el tema cama con este fuera de serie -replicaba Sofía defendiendo lo suyo.
Ya no daba tiempo a otra cosa más que a ir a trabajar. La mañana de hoy transcurrió para nosotros 6 sin movernos de nuestras mesas. Mi jefe apareció, me miró, preguntó por la jornada de ayer y concluyó aconsejándome que no siguiese con ese "perfume" que olía como a bebida alcohólica. Hoy no hubo ni salita:
- ¡Pero esto qué es!- se escuchaba gritar a Marisa - Debió ser bueno el homenaje que os pegásteis ayer porque por la salita no huele ni a café.
Marisa estaba radiante:
- Es que ayer mi marido me dio un viaje. Como te lo cuento. Lo que hace mandar un poco a la suegra con sus otros hijos.
Como el lunes había sido duro, hoy pudimos salir antes. En el ascensor surgieron las típicas charlas de comentarios de las "mejores jugadas":
- Os juro que no recuerdo nada - les dije.
Y al momento estallaron en risas.
- Pues menos mal. Yo recuerdo exactamente todo lo que hiciste en el Possío. A ti lo de beber no es algo que hagas habitualmente, ¿verdad? - me dijo Diego.
Total, que estos son algunos de mis mejores momentos:
1.- Me quité la blusa y le pedí a unas chicas que tocasen la zona de mi escote para demostrar que la crema que estoy echándome es muy eficaz.
2.- Cuando bebo mucho, meo más. Y lo que no sabía es que dejé en un rincón del Possío un regalito en forma de charco, y en el parque ni me escondí para orinar.
3.- Llegó un momento en el que parecía que bebía, pero no. El vaso no llegaba a mi boca porque ya antes me lo había derramado por la blusa que había dejado abierta.
4.- Les conté a unos estudiantes japoneses de intercambio que iban por la calle mi historia con Fernando y su hijo. Aquí no hizo falta explicarles a mis compañeros de trabajo nada sobre mi situación porque lo conté bastante bien por lo visto.
No puedo obviar el momento del parque en el que acabé de estropear la falda al tirarme "a rolos" varias veces por la pista de skate que había.
He quedado como una pailana que no sabe beber. Y no me importa demasiado ya que esto me ha acercado mucho a mis compañeros de trabajo. Ya casi se pueden considerar amigos.
El resto del día ha transcurrido entre un baño de espuma y una siesta en el sofá que me provocó el estar hablando por teléfono con Alejandro. Ni me acuerdo de lo que me contó. Creo que era algo de que estaba en Viena y que si la Ópera, etc. Y casi ni he pensado en su padre. De repente hasta tengo ganas de que vuelva Alejandro. ¿Qué estará haciendo en Viena?, ¿me lo contó el otro día y no le habré hecho caso?.

domingo, 25 de noviembre de 2007

¿VAS A DECIR LAS COSAS ALGÚN DÍA?


Es cierto. Un defecto mío que arrastro desde que tengo uso de razón es que siempre me callo en situaciones en las que debería decir las cosas para no provocar malos entendidos que luego crecen como bizcochos con sobredosis de levadura.
El titular de mis últimos acontecimientos podría ser: "TENGO NOVIO". Luego pasaría a explicar lo que me ha llevado tenerlo y los lectores concluirían pensando que soy gilipollas por, precisamente, no decir las cosas.
Alejandro ha quedado justamente hasta hoy por la mañana. Y porque tenía una comida ineludible que sino lo tengo de inquilino como mi tía, pero éste con derecho de pernada. No han sido malos momentos. Alejandro es un hombre por el que suspiraría toda mujer (hetero), pero yo quiero estar con su padre. A ver, que el hijo también tiene muy bien encaminada la vida como director de la fundación del banco de su padre y que su vida social es tremenda... ¿Por qué me he encaprichado con Fernando?. ¡Si es que ni con sesiones e hipnosis me voy a olvidar de él!. Y menos ahora que tengo posibilidades de entrar en esa familia.

El día de ayer fue de lo más activo. Me invitó a desayunar a uno de las cafeterías más chic de la ciudad. De esas por las que pasas y te dices: "algún día entraré y derrocharé en café con tartas diversas. Y para llegar a fin de mes macarrones del Dia". Un lugar exquisito, un café como nunca había probado. Alejandro en todo momento atento; que si quería más tarta de Selva Negra, que si necesitaba otra servilleta ya que la mía estaba un poco manchada. Hasta me dio un beso en la mano en pleno desayuno que, debo confesar, me derritió. Más tarde era obligada la visita a un museo. Me explicó sus cuadros favoritos y se notaba cómo le gustaban. Hablaba con mucho sentimiento. Paramos en un supermercado:
- Venga, te voy a cocinar algo de comer.
- No me digas que también cocinas. Chico, estoy empezando a ver que eres todo un partido.
- Bueno, soy un aficionado. Pero le pongo mucho amor. Y con amor las cosas siempre salen bien.
Esa última frase me hizo cambiar la cara porque, ¿y si estaba enamorado de mí?. "Vamos a ver, Azu, está enamorado y hasta las trancas"; "bueno, no hacía falta decirlo así" (tengo mucho diálogo interno con mi conciencia).
Aquí viene lo bueno. De camino a casa, atravesamos un parque. Íbamos muy juntos pero no de la mano. Una señora se acercó y nos ofreció unas flores:
- ¡Qué novios tan guapos!. Tomad, estas camelias son para vosotros. Por guapos - sonreía la mujer.
- ¿A qué hacemos muy buena pareja?. Pues yo creo que con estas flores hasta le podría pedir matrimonio. Y con usted de testigo - se apresuró a decir Alejandro.
- ¡Uh!, pero qué alegría que la gente joven se ame y no se anden pegando, ni drogando. Y esos que abandonan niños son peor que Satanás - dijo la señora, a la que de repente se le cambió la expresión del rostro.
¿Niños abandonados?, ¿matrimonio?, ¿pareja?. ¡Dios!, con lo único que estoy de acuerdo es con lo de guapos. Y ya veis que allí estaba yo escuchando, y sin decir nada. Soy tonta de remate. Porque si me hubiese atrevido a decir algo en tono diplomático como: "aún nos estamos conociendo", "es muy amable pero sólo hace como unas dos semanas que nos conocemos y hemos follado más que hablado si me descuido". Pero me tuve que callar y el destino aún me tenía preparada otra sorpresita.
No me extrañaría que todo esto estuviese preparado por este hombre. Que le hubiese pagado a la señora para soltar esa parrafada de halagos. Y peor, que su padre fuese el artífice de todo esto porque como ha visto que el gatillazo le venía a decir que estaba mayor pues le dijo a su hijo que me conquistase porque yo no me merecía permanecer en la oscura tristeza de mi alma. Fernando piensa en todo... Estoy fantaseando más de lo normal.
Al dejar a la señora, Alejandro no dudó en cogerme de la mano y darme un beso en la mejilla. Entonces ya está, ¿somos novios?.
"Yo no quería"; "eso te está bien por muda"; "pero para cuándo quería hablar ya era tarde. Haría quedado tan mal"; "no es cuestión de quedar bien o mal, es cuestión de que a ti te venderían hasta un Gucci falso sabiendo que es falso y por el precio de un auténtico".
Después de esta lucha con mi conciencia volví a la Tierra y ya estábamos llegando a casa. Estaba mi tía Engracia:
- Tía, pensaba que estarías en la aldea.
Y Alejandro hizo otra de esas escenas que me dejaron K.O.:
- Hola, soy Alejandro. El novio de Azu.
- ¡Pero, qué alegría!. Y tú sin decirme nada. Mira, me iba a ir dentro de un rato pero casi me quedo y me lo contáis todo. No molestaré, ¿verdad?.
Joder, la bola sigue creciendo. Ya me veo delante del altar y yo sin comerlo ni beberlo.
La comida transcurrió con normalidad. Mi tía encantada con él, y él derrochando encanto en todo momento. Yo me evadía mirando al techo e imaginándome en distintas situaciones demostrando mi gran defecto:
- Que me ingresan por una apendicitis, se equivocan y me van a cambiar de sexo. Yo lo sé pero, claro, no puedo decir nada.
- Que han matado al Rey y yo soy el único testigo que vio a los asesinos y no me atrevo a decirle nada a la policía.
- Que.. Uy, tengo que volver a pintar el techo que ya tiene esas manchas tan antiestéticas.
O sea, que tengo novio y todo el mundo que lo sabe está encantado de la vida. Yo no lo acabo de ver. Tampoco creo que le hubiese dado alas. ¡Dios mío, le dejé besarme en la mano!, ¡le dejé quedarse otra noche en mi casa!, ¡ le dejé cogerme de la mano!. Soy una puta culpable.
- Azu, cariño. Acabo de llamar a tu madre para decirle la buena noticia. Ya sabes que quiero que os volváis a hablar, y creo que esto es lo que hacía falta para que os reconciliéis.
- Gracias, tía. Voy a fregar.
- No te preocupes, cariño. Ya lo fregaremos después juntos. Juntos es más divertido.
¿Me ha llamado cariño?. ¡Tengo que parar esto como sea!. Ya está, finjo mi propia muerte pero me voy a Tijuana: "muy bien, escapar es lo mejor. y, ¿por qué Tijuana?", "no sé, es lo primero que se me ha ocurrido", "menos mal que no sueles pasar a la acción porque sino no sé lo que habría sido de mí".

Ahora mismo ya lo debe saber toda mi familia. Hasta Sole lo sabe. Fui a timbrarle hoy por la mañana ya que hacía unos días que no la veía. Y, nada más abrir:
- Hola, soy el novio de Azu.
Genial, ahora vayamos piso por piso, incluso cojamos la guía y llamemos a todos y cada uno de los habitantes y digámosles la buena nueva.

Estoy acabada. Tendremos hijos y no los querré porque no los quería tener pero como no hablo pues ahí estaré.
Fernando, te necesito. Sálvame.

viernes, 23 de noviembre de 2007

ATRÁPAME, QUE PUEDES...






Cada día que pasa pienso más en él. ¡Es que no puede ser que esté pasando de mi de este modo!. ¿Sólo quería follarme y ya?. Pero es que luego me llamó para volver a quedar. Y el hecho del gatillazo tampoco pudo ser determinante. Mira que si ha conocido a otra. Ha vuelto con la ex-mujer, seguro. Así que no sé qué cojones hago pensando en él a todas horas, buscándolo por las calles, y hasta imaginándome conversaciones picantonas, si ya no tengo nada que hacer...

En esto se ha convertido mi cerebro a diario. Casi no hay nada que me distraiga. Voy con el móvil a todos lados por si llama. A veces lo dejo por la noche encendido. Y eso conlleva a sobresaltos en la noche como el de ayer. Resulta que me llama mi hermana Susana desde un país extranjero de esos donde era de día:

- Azu, te quiero. Has conseguido que mamá me vuelva a hablar. Bueno a pesar de que ahora no se habla contigo. ¡Por puta!. Eres una puta mártir... ja, ja,ja.

¡Perfecto!, me despierta en medio de la noche mi hermana y plenamente borracha (ella no se deshace en "te quieros" sobria. Eso me está bien merecido por condicionar mi vida ante un hombre rico y poderoso, pero que pasa de mí. Hoy por la mañana en la ducha llegué a la conclusión de que es un cabrón.

Llegué a la editorial con nuevas fuerzas. Porque a pesar de no haber dormido nada, la ducha había sido muy reactivadora y tenía la cabeza libre de pensamientos. Trabajé mucho esperando que la mañana se pasase rápido: ¿las 11?. Está claro que no por mucho trabajar atardece más temprano. Me fui a la salita.

La verdad es que me sentó fenomenal. No había muchas ganas de trabajar en general. De los jefes sólo estaba en su puesto Torralba que no despierta hasta la hora de comer. Así que no había problema. Tomamos café, hablamos de nuestras cosas. De paso nos enteramos que el asunto del pene del ya ex-novio de Valeria se había propagado por toda la planta, y que Ceci de contabilidad estaba con él:

- A ésa si la dejas se casaría con un caballo. ¿Sabéis a lo que me refiero?. No es la primera vez que le registro la mesa y le veo revistas de hombres desnudos con verdaderos cañones entre las piernas - dijo Marisa- Una vez le robé una, ella me pilló. Pero yo soy más lista y la chantajeé con anunciar sus aficiones. Ahora me pasa las revistas que se ha cansado de ver.

Diego propuso un juego. Escoger los lugares del trabajo para practicar un sexo más placentero. Y el ránking quedó así:

1. En la mesa del jefe
2. En todas las 25 mesas de la oficina
3. Contra el archivo
4. En la mesa de ediciones (En el caso de un despacho de una cadena de televisión)
5. En un balcón
6. En un sofá
7. En cualquier sitio donde haya comida
8. En el baño de los discapacitados
9. En la enfermería
10. En medio de la oficina (No importa que las cámaras de seguridad te estén grabando)

- Diego, ¿pero tenemos enfermería?- preguntó Sofía.

- Claro, tonta. El cuartito ese donde está el botiquín de primeros auxilios.

- Da la casualidad de que ese lugar es el cuarto donde me cambio y ya tuve lo mío con la chiquilla esa que se agenció al gabacho - replicó Marisa.

Me entretuve durante toda la mañana con la charla. Salí del trabajo directa a casa. Era un día maravilloso. Casi no había pensado en Fernando. Pero todo lo bueno se acaba. Y se acaba de la manera menos pensada. En el portal me estaba esperando un hombre. No, no era Fernando. Resultó ser su hijo Alejandro, con el que follé y que vino a mí porque yo tenía carta de recomendación de polvo de calidad por parte de su padre.

Hice como que no lo veía. Me vió. Di media vuelta y me puse a andar cada vez más rápido:

- Espera, espera.

Me hice la sorda. Entré en el centro comercial para ver si lo despistaba. No era fácil porque Alejandro es alto, y no había demasiada gente por las tiendas. Era hora de comer. ¡Qué hambre!. Así que entré en un restaurante italiano. Ya me daba igual que viniese. Pero no entró. Comí relajadamente. Hasta doble ración de tiramisú que me tomé.

Al salir, la presa que era yo fue cazada.

- Mira, sólo quería volver a verte. Desde el otro día que no dejo de pensar en ti. Necesitaba verte. Aceptarías que pasase la tarde contigo. No sé, de compras, tomando algo. Lo que suelas hacer por las tardes.

- Está bien. Tengo que pasar por casa. Se me está ocurriendo que podíamos ir a algún museo - aposté todo a una. Seguramente no le hiciese gracia lo del museo.

- ¡Eres tan maravillosa!. Los museos son mi lugar preferido. De pequeño me escapaba de casa y era capaz de echar el día en El Prado.

¡No me podía haber salido mejor!. Pues a mí un museo no me tiraba en absoluto. ¡No puedo tener mejor suerte!. No me quedará más remedio que pasar a un Plan B. Llegamos a casa y me lo llevé a la cama. Lo hicimos dos veces y fue muy salvaje. Alejandro sabe moverse como su padre, con la ventaja de que es más joven. Sus músculos bien definidos rozaban mi vientre. No me cansé de besar sus pectorales y de aspirar su olor tan característico. No ha sido un día del todo perdido. Aunque también tengo que decir que vaya cosas soy capaz de hacer por no ir a un museo.

Entre cultura y sexo está claro que en mi caso gana el sexo por goleada. Pero si se pudiese hacer el amor en un museo, biblioteca, conferencia, etc., la cosa cambiaría.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

VALERIA TE DA SORPRESAS.



Ayer fue un día que me marcó por una situación que ya se dio por la mañana y me tuvo el resto del día reflexionando.
Llegué empapada a la editorial y no por culpa de la lluvia. Un aspersor mal colocado en los jardines de la calle me hizo la jugarreta. Así que entré directamente en la salita, donde sabía que estarían todas. Entré enfurecida:
- ¿ No sabéis lo que me acaba de pasar?
- Te has mojado con el aspersor. A Diego también le pasó y se ha ido a casa porque dice que un representante sindical no puede dar mala imagen- dijo sin gran energía Loreto.
Sofía estaba acariciando como a modo de consuelo a Valeria que no era capaz de apartar su mirada de la mesa. Estaba cabizbaja y muy rara. La salita parecía un velatorio. Y llegué a una conclusión:
- Oye, Nuria, ¿quién se le ha muerto a Valeria?
- Anda, ¡qué bruta!. Esto es peor aún.
No entendía nada y, antes que volver a meter la pata, le pregunté directamente a Valeria no sin antes mojar la mesa con el goteo de mi pelo:
- Valeria, ¿pero qué te pasa?.
Me miró y se echó a llorar ( dudé de si lloraba por su pena o por la pena que le producía mirarme a la cara con todo ese maquillaje corrido).
- ¡No quiero vivir! - gritaba
- Venga, Val. Que alguien le cuente a Azu lo que pasa - reclamó Sofía.
- Voluntaria - dijo Marisa- pues que resulta que a nuestra gran "testadora" de hombres le dan aprensión los churros demasiado grandes y gordos.
Me llevó un ratito chiquito relacionar los churros con los penes. El agua había empapado mi cerebro también.
- Yo ya le dije que si llega a ver la de mi marido, se hace lesbiana de golpe -replicó Nuria.
"Nuria, bonita. Nunca te verás en la misma cama que Valeria", pensé para mis adentros.
O sea, que a Valeria ahora le daban miedo que la penetrasen con un miembro descomunal.
- Ni masturbarlo puedo, me asusta - decía entre lágrimas- Lo peor es que es el hombre de mi vida. LLevamos ya 3 meses y siempre me respetó. Vamos, que no me propuso cama el primer día.
A Sofía le emocionaba esto de los hombres que te "respetan".
Y es que la vida es muy cabrona. Porque una mujer como Valeria que siempre iba de flor en flor, ahora que se le presenta una oportunidad de estabilidad, va el destino y la jode.
- Bueno, yo no veo demasiado problema en el tamaño. Además, que si te ha respetado no va a ser un salvaje en la cama. Te tratará bien.
- No lo entiendes, cariño. Ella no ve en su entrepierna una máquina de placer, sino al mismísimo monstruo del Lago Ness - decía Loreto con los ojos como platos.
- Val, ¿y si vas a un psicólogo?. ¿Se lo has dicho ya a tu novio? - propuse
Valeria casi no podía hablar entre tanto sollozo, pero el resto hablaba por ella:
- Tú eres de las que todo lo soluciona con un loquero. ¡Démosle pastillas también a la pobre! - declamaba con los brazos en alto Nuria.
- En defensa de Azu os tengo que decir que, en mis múltiples viajes de tantísimo placer, me he acostado con verdaderos portentos de la naturaleza. Y no me han hecho daño
- Gracias, Sofía. Yo he tenido algunos encuentros con hombres que la tenían enorme y no me pasó nada. ¡Sigo viva!
Con todo, se nos pasó la mañana en un suspiro. Valeria acordó dejar a su novio porque no podía soportar seguir así. Y Marisa zanjó la charla:
- ¡Nunca llueve a gusto de todos!. Si mi marido tuviese una polla como una torre, yo ni vendría a trabajar. Esa polla sería mi dios. Y le rendiría culto por la mañana, por la tarde...
En resumen, que hay mujeres que le dan importancia al tamaño pero a la inversa. Es algo que nunca había pensado. En mis pequeñas charlas de universidad sobre hombres me había quedado bastante claro que el tamaño no importaba, pero que si se presentaba un sexo generoso mejor que mejor.
No sé, ¿a ver si ahora con esta conversación voy a tenerle aprensión a los superdotados?. Ya sería lo que faltaba.
Y Él que sigue sin dar señales de vida. He debido dejarle como 15 mensajes de voz desde el Domingo por la noche. Aún tengo esperanzas.

lunes, 19 de noviembre de 2007

ALGO PASA CON AZU.


El domingo me lo pasé encerrada en casa, con buenas provisiones de comida de todo tipo, y con la herramienta que me podría dar la oportunidad de ir sabiendo algo más de Fernando: Google.
Ante todo hacía falta ponerse a ello sin más. Por ese motivo no me duché. Me levanté de la cama y fui directa al ordenador.
Ni correo ni nada. Como sólo sabía su primer apellido tuve que hacer un proceso de eliminación de todos los "fernandos" con ese mismo apellido de primero. Las imágenes al principio no me ayudaban nada porque no salía. A eso de las 12:30 conseguí saber su nombre completo: Fernando José Tedacci Urquiola. Aprenderlo fue cuestión de unos traguitos de Stolichnaya. Era una puerca sentada delante de un ordenador, con miguitas de cosas a mi alrededor y por mis tetas.
El nombre me abrió las puertas a partes de su vida (ya era independiente a los 17 y trabajaba y estudiaba a la vez), y pude saber que es un enamorado del arte flamenco, la arquitectura de Le Corbusier, y el cine de Edgar Neville. ¡Qué completo este hombre!. Para acercarme a él puse a bajar películas de este señor. Descubrí que fue un director español y... ¿películas en blanco y negro?. ¡Todo sea por amor, dinero, posición social, vestir de firmas...!
Mi primera búsqueda de información me dejó un tanto exhausta y decidí tomarme un baño. Eran las 16:45. No podía parar de pensar en él. Me llevaba el teléfono conmigo por toda la casa por si se le ocurría llamar. Bueno, es que hasta conseguí saber su domicilio y teléfono fijo (la oculta KGB debería plantearse acogerme en su seno).
Me daba vergüenza llamarlo. ¿Y si me llamaba pesada?, o peor, ¿y si estaba con otra ya?. Me empecé a emparanoiar con la idea de que seguro que había vuelto con su ex-mujer (claro, en cuestión de un día). Mis pensamientos me aturdían. Tenía que tomar aire. Me fui al parque.
Salí de casa, tiré las fresas que él había traído para "nuestra noche" porque estaban negras, y me puse a andar. Me conecté al Ipod pero no fue buena idea. ¡Todas las jodidas canciones me hacían sentir identificada con mi actual situación!. Era todo muy paranoico ya que era oir frases del estilo: "ya no te tengo en mis brazos"; "te deseo lo mejor con ella"; etc. y hasta se me llenaban de lágrimas los ojos.
Escogí un banquito apartado en el parque y me saqué una cajetilla. Era una situación para fumar un poco. Directamente me comía los cigarros. Era horrible. Al cabo de un rato llegué a una especia de paz interior. Ya no estaba pensando en él. Y de repente...
- ¿Sabes que cuando una tía se sienta sola en esta zona del parque es porque quiere jalarse una polla de campeonato?- ¡Dios, el típico dominguero salido y de chándal!
- Pues es una lástima que yo tenga el feo vicio de limarme los dientes todos los días. Podrían cortar hasta el hormigón.
- Una guerrera. Sé que acabaremos en la cama y sé que luego me buscarás pidiendo más.
- Mira, "hombretón". Ya tengo bastante con pensar en un hombre como para pensar en dos. Y además que uno de ellos seas tú.
- Vale. Vamos a empezar de nuevo. Si quieres me presento, hablamos de temas de actualidad, yo te abro el corazón, y luego tú abres la boca, las piernas, el ojete...
- ¿Sabe tu mamá que estás obsesionado con las mamadas? ¿Cuántos coños te has comido? Seguro que ninguno, porque tú eres de los que al correrte ya no pueden más y si te he visto no me acuerdo- conseguí decir esto sin apartar mi mirada de la suya, todo un acto de valentía.
- Yo no creé las reglas. Mira allí, ¿ves?.
Lo que ví fue a un tío de pie y a dos muejeres de rodillas medio peleándose por tener en su boca un miembro descomunal.
- Pues me tendré que ir. Porque yo no sabía que esta era la " felatio place", teniendo en cuenta que este parque es muy frecuentado por niños. ¡No me lo quiero ni imaginar!.
Mientras me marchaba escuchaba al tipo del chándal como me recriminaba lo estrecha que era, que si nunca iba a encontrar un hombre de verdad porque sólo me gustan los maricones, que si mi madre seguro que le ha dado lustre a su miembro más de una vez...
Estaba visto que no iba a poder descansar nada de mis continuos pensamientos. No me quedaba tabaco, el Ipod ya me hartaba, no tenía el dinero suelto suficiente para un café. Así que opté por irme a casa. Y de camino a casa, un domingo, vino a mi cabeza el "It´s rainning men". Durante todo mi trayecto pasaron todo tipo de tíos cañón. Era como un castigo. Apuré el paso.
Ya en casa solté un suspiro enorme y me dije:

¡Qué gilipollas!.
Porque si hacía unas semanas me había propuesto sólo enrollarme con tíos y no buscar nada más, ¿por qué no había aceptado en el parque (aunque follar con uno que lleva chándal me tira para atrás)?, ¿por qué no intenté dejarme entrar por uno de los macizorros que escenografiaban mi "It´s rainning men"?.

¡Y NO ESTOY ENAMORADA!
Al menos por ahora...

sábado, 17 de noviembre de 2007

¿SE IRÁN LOS NUBARRONES?


Había oído hablar de ese tan temido problemilla que te puede impedir llevar un coito a su máximo exponente: el gatillazo. Nunca me había pasado... hasta este momento!!!
Fernando llegó ayer por la noche. Me invitó a cenar, luego un café en el sitio más chic de la ciudad, y vuelta a casa. A continuar la fiesta (por suerte mi tía Engracia se había ido el fin de semana a la aldea). Fue cerrar la puerta y empezar a comernos a besos, desvestirnos ( a Fernando le arranqué casi a mordiscos todos y cada uno de los botones de su carísima camisa Armani con sus iniciales bordadas). Llegamos a mi habitación y a desnudos y con ganas de dejarnos la piel en nuestro nuevo encuentro. Le dije:
- Prepárate, porque te voy a dejar seco.
Le cogí con mis manos su sexo, que aún no estaba excitado. Me puse a besarlo, y nada. Me lo introduje en la boca, y nada tampoco. Estuve un buen rato meneándolo de todas las maneras posibles, e imposibles porque hasta probé con los pies y sólo conseguí hacerle daño en los testículos.
- No me suele pasar esto. ¡Qué apuro!. Si quieres empiezo yo.
- No te preocupes. Quedémonos así, abrazados en la cama.
Nos besábamos de vez en cuando. Y esa cosa seguía tan fría, como si el tema sexual no fuese con ella. Fernando acabó por dormirse y yo me fui a la ducha a buscar un poco de "relax". Tuvo que ser con la ducha, como digo, porque mi consolador ya se lo agenció mi tía y se lo ha llevado a la aldea.
Con ese consolador hay una historia inolvidable. Fue un regalo de Jorge y su, por aquel entonces, novio Rafa. Decidimos hacer un viaje a Roma. Era mi primera visita a esa ciudad que me encandiló tanto que al volver me puse a aprender italiano (razón por la que mi madre también quería que fuese a la "beatificación fatal"). Jorge compró allí ese consolador que ponía "ROMA" y que en el momento en el que te lo introduces parece poner "AMOR". Se decidió a dármelo en plena plaza de San Pedro del Vaticano. Luego Rafa se dedicó a señalar los Sagrados Monumentos con el consolador y a perseguir a monjas y beatas con el aparato entre las piernas.
Salí de la ducha y me acosté al lado de Fernando. Me había olvidado de lo maravilloso y acogedor que es dormir abrazada a alguien.
A la mañana siguiente noté que Fernando estaba intentado excitarse.
- Joder, me he quedado impotente. Esto no sube de ninguna manera. Ni aunque me ponga cocaína en el glande. ¿Bajo a buscar un poco?
- Anda, deja, que con la suerte que tengo lo mismo nos pilla una redada y, hasta dentro de unos años, no quiero volver a una cárcel.
Estaba muy jodida, pero sin estarlo realmente. Traté de no dejar que me viera seria. En todo momento le resté importancia. Decidí hacer un pequeño sondeo telefónico. Obtuve estas respuestas:
Susana: "te estará cambiando la racha. ¿Y si empiezas primero por conocer al hombre y luego follar?"
Cleofé: "cuando mi marido falla en esto, yo me desahogo yendo de compras al día siguiente con su tarjeta. Pero, claro, esto no lo puedes hacer tú en estos momentos. ¿O puedes hacerlo?
Sole: "mira, eso es que te has echado el perfume equivocado o no estás tan atractiva como la otra vez. A mí eso no me pasa. Recuérdame darte unas clases"
Sofía, Valeria, Loreto, y Diego: "¿estás en estos momentos con un hombre? ¿y no se le levanta?. Ya es mala suerte porque con lo poco que debes de pillar..."
Nuria: " esto no pasa cuando estás con otra mujer. Pero con mi marido esto no pasa. Le doy a todo"
Jorge: "¿estás segura de que lo que le has mamado no era un dedo del pie?"
Jorge estaba graciosito por la mañana y no me sirvió de mucha ayuda; de Nuria sigo esperando el momento en que deje al marido y se haga su propia "islita de Lesbos"; y ya lo de Sofía, Valeria, Loreto, y Diego fue paranormal porque las llamadas fueron individuales y contestaron exactamente lo mismo (pasan demasiado tiempo en compañia).
Después de este sondeo que sólo me sirvió para alegrar a Telefónica, desayunamos. Fue todo en silencio. Fernando propuso desayunar desnudos porque si se le levantaba en cualquier momento ya nos poníamos al tema allí mismo. Y nada.
Sobre las 5 de la tarde decidió irse. Se duchó, se vistió poniéndose un jersey de los que habían quedado de Gregorio (aunque se llevó los restos de la camisa). Y concluyó diciendo:
- La última vez que me pasó fue con mi ex-mujer la misma noche en que le iba a pedir el divorcio. Estaba tan poco atractiva ese día. Y se había puesto un perfume que tiraba para atrás.
¿O sea, que Sole estaba en lo cierto?. Le di un beso de despedida. No nos dijimos si nos íbamos a llamar. Dejar pasar un tiempo sería lo mejor.
Me puse en el ordenador a mirar la prensa digital y allí los nubarrones dejaron un pequeño agujero a la claridad. Resulta que Fernando salía en una foto. Miré el titular y descubrí que Fernando se dedicaba a la banca sí, pero es que era el Presidente del Banco Creditalia. El mayor banco español y europeo. El siguiente paso fue mirar en Google: fotos, artículos, y hasta la Wikipedia hablaban de él.
Conclusión: aunque no se le vaya a levantar más en la vida tengo que empezar algo en serio con él. Me podría retirar y hacerme una señora de la alta sociedad. Cleofé se pondría verde de la envidia, y en la editorial se quedarían de piedra. Mi madre me volvería a hablar (por la cuenta que le traía). Podría ser la nueva Preysler...
¡Fernando, eres mi salvación!

jueves, 15 de noviembre de 2007

UN POCO DE SEXO TELEFÓNICO.


"Si le pudiese pedir una sola cosa a Dios, y Éste me la cumpliese, sería que no hubieses sido mi hija. ¡Puta!".

Al menos mi madre ahora no sólo llamaba para decirme simplemente "puta". Lo que sí tuve más complicado fue el hablar con Susana, mi hermana:

"Azu, si necesitabas dinero podías pedírmelo a mí. O incluso a mamá. ¿O estás haciendo esto por vicio?. No te reconozco. Mamá me llama todos los días al borde de un shock cada vez que recuerda el incidente del aeropuerto".

Me estoy dando cuenta de que los aeropuertos no están siendo sitios agradables para mi persona. Pero todo me daba igual porque iba a ser la madrina de la boda de Jorge y Richard. Estaba como en una nube. Hoy no me costó nada levantarme, y ni siquiera me exasperaba la idea de un atasco por las calles, o que en el metro la gente viniese con olores particulares. Nada podía cambiar mi estado de ánimo.

En la editorial todo fue como la seda: el ordenador no se colgó nadita, la impresora, el fax, y la fotocopiadora se habían propuesto ser máquinas perfectas. Hasta mis compis estaban como contagiados por mi felicidad desmedida. ¡Dios!, tengo un problema, ¿he dicho compis?. Ya se me pasará.

Para culminar este día, por la tarde me llamó Fernando:

" Me preguntaba que estaría haciendo ahora mismo la mujer más inocente de este país. Y, de paso, me pregunto si tendrá algún plan previsto. Aunque, claro, al conocer a mi hijo, que es más joven, me supongo que yo ya no te serviré".

Me apresuré a entrar en el juego del coqueteo telefónico. Yo llevaba las de ganar, estaba en mi terreno favorito para poder llevar a cabo mi estrategia de juego: tumbada en la cama medio desnuda.
- Fernando, eres un caballero muy cabrón. Me sabes llevar. Y eso me excita tanto.
- Eso significa que yo te he dejado mejor recuerdo.
- Aún tengo tu olor sobre mi piel. Soy capaz de recordar aquel encuentro y rememorarlo en la soledad de mi cuarto.
- ¿Lo recordarías ahora para mí?- preguntó muy interesado Fernando.
- Señor, es usted un tanto impaciente. ¿No puede esperar a que nos veamos?. De acuerdo, sólo para usted mantendré un momento de teléfono erótico de Oscar.

Y me empecé a masturbar. Primero poco a poco. Rozando mis pezones con las yemas de los dedos y sin dejar de suspirarle al teléfono. Seguía bajando mientras notaba la fuerte respiración de Fernando. Él también estaba excitado:
- Señor, ¿me haría el favor de acompañarme?. Aunque sea en la distancia, con sus jadeos no me sentiría tan sola en esta fría habitación.
- Azucenita, ya me tienes a punto de ebullición. Sigue, por favor.

Derramé sobre mi cuerpo la botella de agua fría que tenía en el suelo (casualidades de la vida). El frío pronto se tornó calor abrasante. De la excitación rompí el tanga y comencé a acariciar mi clítoris muy lentamente. A medida que notaba que Fernando intensificaba los suspiros yo aceleraba mis movimientos. La situación estaba a punto de estallar y ya no podía parar. Llevé el teléfono a mi sexo. Notaba a Fernando tan cerca. Casi como si estuviese en mi cama besándome en la entrepierna, muslos, acariciándome la piel con la lengua.

El culmen llegó a la vez para los dos. Fue casi tan bueno como un contacto cuerpo a cuerpo. Estaba exhausta:
- Ha sido un señor muy bueno y esto se merece un encuentro nuevo. ¿Le parece venir a mi humilde hogar y pasar otra noche inolvidable?
- Ya me parece que estoy tardando. En cuanto me digas, allí estaré con dos botellas del más caro champán, fresas, y un fino sirope de caramelo para cubrir tu maravilloso pecho y saborearlo como se merece.
- Este fin de semana estaré tan sola en casa...
- Allí me tendrás. ¿Podrás sobrevivir el día de mañana sin mí?
- Será duro. Muy duro.
- Para mí también será un día difícil. Chao, mi pequeña diosa sexual.

Su voz por teléfono era tremendamente sensual. Me sentía tan bien que me quedé un ratito más desnuda sobre la cama. Pero la magia se rompió con mi tía Engracia:
- Hija, por Dios. Tápate algo. Imagina que entrase con un hombre, ¿qué crees que diría?
- Ay, tía, no sé lo que diría. Pero yo desde luego que sí sé lo que le haría.
- De verdad, qué envidia. Estás desatada. No me digas que te has...
- Sí, me he masturbado. Ha sido tan especial.
Fue en ese momento cuando descubrí que mi tía nunca se había dado placer en soledad. Fue todo un descubrimiento. No lo hubiese pensado de ella, y menos ahora que era tan liberal:
- ¿Y ni siquiera en estos últimos años de viuda te has tocado?
- Pues no. Ya sabes que fuimos educadas a la manera de aquellos años. Y ahora no se me pasó por la cabeza. Aunque al verte me entra curiosidad.
- Tía, es hora de que empieces a adquirir nuevos hábitos. Cuando hay necesidad y no tenemos un hombre cerca... Ven que te voy a enseñar a dos amiguitos que no te van a defraudar.

Evidentemente, esos "amigos" eran el consolador que me había comprado Jorge hace algunos años y que funcionaba a las mil maravillas, y la ducha. Nada más vibrante que un buen chorro directo al clítoris para empezar el día. O acabarlo.

LA EMOCIÓN ME EMBARGA



Jorge me llamó hoy por la mañana porque ya tenía preparado el vestido que iba a llevar a su boda. Quedé por la tarde en ir a su estudio que a veces es también taller de costura.
De paso llamé a Cleofé para que se apuntase a venir y me contase sus últimos planes para colocar bien al niño en esa alta sociedad con la que se codeaba en la urbanización. Lo que más me extrañó fue que ni se lo pensó una vez cuando le propuse quedar. Vamos, es que respondió al momento. Juro que si la hubiese llamado para quedar y tirarnos por un barranco, la tía aceptaba gustosa.
Esa mañana conseguí involucrarme en el trabajo y estuve persiguiendo a mi jefe por toda la oficina. Era la mejor manera de evitar dar explicaciones a mis chismosas compañeras sobre el encontronazo con aquellos policías. Con respecto a Raúl he de decir que no lo han metido preso, y hasta podría decir que hemos ganado un "amigo". O al menos será nuestro amigo hasta que Sofía quiera.
- Sofía, ¿en serio te quieres liar con ese pipiolo?- se oía decir a Diego desde la fotocopiadora.
- Pues sí. Necesito sentirme un poco profesora. Al fin y al cabo, los polvos que haya podido echar ese infeliz no llegan ni a 10. Se le puede considerar un inexperto.
Charlas aparte, Loreto andaba de un lado para otro y con el móvil a pleno rendimiento. He de decir que todo esto lo veía desde mi mesa, la cual situé de manera muy estratégica desde el primer día que tomé posesión de mi "cargo". Pude saber que Loreto andaba muy estresada porque se había hecho unas pruebas de embarazo. Evidentemente no quería quedarse embarazada.
- Chicas, éste es un paso importante. No lo habíamos pensado. Desde luego que no se puede una tirarse al marido con exceso de copas - decía Loreto en la fotocopiadora, que ya era una segunda salita.
- No te preocupes que ya verás como no es nada - sugería Nuria.
Por lo demás la mañana no tuvo mucho más de chicha. Mi jefe, a última hora, me dijo que me tenía que quedar con él para comer porque se iba a reunir con una especie de cazatalentos literario y le iba a ofrecer nuevos descubrimientos:
- No se preocupe, Torres. Esta vez no hay gato encerrado. Quiero agilizar los trámites. Si veo algún libro que me guste, ya usted vuelve por aquí para mandarlo a los demás responsables.
O sea, que tenía que comer con mi jefe y después volver a la oficina a hacer, por lo menos, una hora extra.
La comida fue rápida y el tiempo que estuve en la oficina fue eterno. Estuve una hora escasa y estaba sola a esas horas. Una vez acabé, salí pitando. Por suerte no había traído el coche y me fui en el metro. Iba pillada de tiempo. Recogí a Cleofé, a la que noté cambiada:
- Cleo, te noto como cansada, o aburrida. No sé, te noto rara.
Cleofé casi se me echa a llorar en el coche. Me contó que había acabado contratando a una niñera interna y que dudaba de si era buena madre. Tenía una crisis en toda regla:
- Es que estoy dejando a Alvarito en manos de una desconocida que ni sabe depilarse bien el bigote. Y ni te cuento le entrecejo cómo lo tiene. Pero tiene tan buenos informes. Hasta sabe idiomas.
Me estuvo dando una brasa inacabable con el tema del niño. Para colmo no escogí bien las calles para ir a ver a Jorge y nos metimos en un atasco grande. Ahí fue donde Cleo aprovechó para contarme que no se sentía segura de ser madre. Hasta me dejó caer que ya no quería a su marido como antes. Concluyó su speech diciendo que seguro que esto era una pequeña mala racha:
- Mientras no me dé a la bebida, prefiero comentarlo con alguien como tú. Espero que no te haya sentado mal.
Llegamos tarde, como era de esperar. Eso implicaba que, con Jorge, estarían sus ayudantas que siempre llegaban a media tarde. Eran sus vecinas. Como toda vecina que se precie son cotillas y toquetean todo. Jorge las quiere mucho y no ve ningún tipo de defecto en ellas.
- Yo sólo sé que trabajan muy bien y eso me ayuda. Dales un voto de confianza, Azu.
- ¡Es que son la viva imagen del proletariado. Por Dios, qué asco! - dijo Cleofé por lo bajo.
Jorge y Cleofé nunca se llevaron bien y cualquier excusa servía para ponerse a discutir. Eran expertos en montar numeritos delante de la gente. De hecho, estas vecinas ni ocultaron sus cotillas intenciones al verlos lanzarse puñales:
- Espero que el vestido de Azu sea elegante. Y con elegante me refiero a que no la pongas de jeans. ¡Hay más mundo fuera del vaquero!.
- Lo que no puedo entender es por qué a ti Dios, en el reparto, te dejó bien situada económicamente. Si fueras famosa estarías de reina indiscutible del mal gusto. ¿Tú te has visto ese bolso que traes?
- Es lo último de Tous- comentaba hacia las vecinas Cleofé.
- Si yo fuese el diseñador de ese bolso, diría que es falso para que no me culpen por haber creado semejante mierda.
Puse un poco de paz porque ya veía que no me iba a dar tiempo a probar el vestido.
El vestido era precioso. Rojo en homenaje a Valentino, y con un escote de muerte. Me quedaba perfecto. Jorge hasta había pensado en el tipo de sujetador que debía llevar.
- Jorge, es superelegante. Pero, ¿no te parece muy atrevido para una boda?- le dije.
Jorge comenzó a explicarme todas las bondades del vestido: que si la tela era importada, que si ahora ya no se cuidan ese tipo de detalles en las bodas, que si le evoca "noche de fiesta por Venecia". Y finalizó con una frase impactante y que dejó caer como si nada:
- Además, Azu. Tú vas a ser la madrina de la boda y no puedo permitir que vayas de cualquier manera. Serás una parte importante en la ceremonia.
No sabía si llorar de emoción o preguntarle por qué no iba su madre. Pero opté por no expresar lo que sentía. Al final de la prueba no me pude reprimir. Le dije a Cleofé que fuera bajando y sacase el coche del parking. Aproveché ese momento para decirle lo orgullosa que estaba de ser la madrina de su boda.
- Tú siempre has sido muy importante en mi vida. Me has apoyado en los malísimos momentos.
De repente una idea me asaltó, y Jorge me leyó el pensamiento:
- Y tranquila. Richard lo sabe y está totalmente de acuerdo en que seas la madrina.
- Bueno, ahora sólo queda rezar todo lo posible para que no meta la pata ese día - le dije no sin cierto nerviosismo.

martes, 13 de noviembre de 2007

YOUNG GUNS


No se puede llevar una vida más excitante que la que tenemos en la editorial.
Ayer llegué con bastante antelación porque sabía que si llegaba al mismo tiempo que todos los demás tendría que explicar mi ausencia. Se me da mal mentir pero soy especialista en escaqueos.
A las chicas les había colado por teléfono que tenía un problema de "mujeres" sin especificar, y que me cogía los días para asuntos propios que no había usado. Y menos mal que no se me había puesto Diego porque no se le escapa nada y acabas confesando. Fue la llamada que gasté en la comisaría.
La primera parte de la mañana de ayer transcurrió sin mucho sobresaltos. Yo tenía un montón de trabajo en la mesa y para colmo no tenía a mi jefe para preguntar lo que tenía que hacer con tanto papeleo. El resto de la gente estaba trabajando y en silencio. Era un lunes raro porque normalmente los lunes son una continuación del fin de semana. Continuación que se hace en la salita.
Y la mañana se alteró, y de qué manera.
Valeria me llamó desde recepción:
- Oye, Azu. Que hay aquí un chiquito que quiere verte. ¿No sería en este en el que gastaste tus días de asuntos?
- Ojalá lo fuese. Digo, bueno que se pase más tarde. Voy a cien.
Y pasados 15 minutos:
- Azu, cariño. Si no lo quieres ver más porque ha sido el peor polvo de tu vida, pues se lo dices. Qué está aquí otra vez.
- Dile que estoy reunida. Mira, te juro que no sé quién es. Pídele el nombre.
- Raúl.
- Ni idea. Que vuelva otro día.
No obtuve respuesta por el teléfono. Más bien la respuesta vino a base de gritos y por el aire.
Me levanté de repente. Todo el mundo salió a la recepción y al momento se echaron a correr. Algunos hasta se pusieron a hablar por teléfono debajo de sus mesas.
Me acerqué hasta Valeria y pude ver a Raúl. No lo conocía, pero llevaba una pistola enorme. Valeria estaba llorando:
- Azu, que nos mata. ¿Pero qué le has hecho a este tío?.
Y le oí la voz:
- Calla, mamona. Así que tú eres la que me apartó de Laura.
Con tanto sobresalto ni me acordaba ya de Laura. Raúl era el novio desvirgado de Laura, la chica de la FCT que se nos fue con Rennée tras firmar el contrato coital. Estaba muy nervioso y sudando como si hubiese venido corriendo desde Jaca. ¡Y sin hacer paradita en Burgos!.
Lo primero que hice fue mirar al techo. Quería mirar al cielo como para mandarle un mensaje a Dios: " O sea que este es mi castigo por disgustar a mi madre", pensé. No sabía lo que hacer, pero ya tenía yo a una conciencia bujarrona llamada Diego para guiarme:
- Cari, no te acerques mucho. Dile que deje libre a Valeria y luego le cuentas lo desgraciados que somos todos aquí. Que fijo que en el Santander se merecen hasta sobres con antrax.
- Esto no es el Oeste, Diego. Que es el novio de Laura, la que se benefició al gabacho. Y Valeria no está presa, puede meterse si quiere.
- Uh! Pues en el tema "novios desdichados que buscan venganza" no te puedo ayudar.
Me suponía que Diego escondería el rabo en los dos sentidos de la palabra. Decidí hablar con Raúl para hacer tiempo y que apareciese la policía. Que digo yo que alguien habría avisado:
- Tranquilo, Raúl. Yo no tengo nada que ver. Si hay alguien culpable aquí es la ley del deseo que hizo que Laura se uniese sexualmente a otro hombre.
-¡Qué puta que eres!. Y vas y me dices que mi Lauri ha follado con otro.
- Ahí no has estado fina- apostilló Diego.
- Pues vienes aquí y hablas con él. Mira, lo mismo hasta haces que cambie de gustos y te lo tiras.
- Guapa, no estoy tan necesitado como tú, que mira que cara tienes - este tipo de frases-puñal son especialidad de la casa. Aquí en la editorial se practica mucho este deporte.
- Pues que sepas que estas semanas he follado y bien. Unos polvos que recordaré siempre.
- Tú siempre tan poética. Seguro que ni follaste, y era en tus sueños. O peor, que fue fruto de masturbaciones mezcladas con imaginación y te has creído que has follado y todo.
Y un tiro formó un boquete en el techo:
- Coño, que aquí soy yo el que tiene una pistola. Y os puedo matar. Callaos ya. Exijo que me digáis dónde está Laura.
- Eso no te lo puedo decir... - y no pude decir más.
- En Francia. París, más exactamente. Y hasta te puedo dar la dirección exacta- no dudó en intervenir Diego.
- Tú es que cuando tienes miedo te despojas de todas tus plumas, ¿verdad?- le dije entre dientes.
- ¡Ahora me dirás que quieres morirte!. Que se vaya a la central francesa a liarse a tiros y nos deje en paz.
Raúl, cansado, me agarró y con amenazas nos metió en la salita a las chicas, que estaban agazapadas detrás de las plantas, y a Diego. El resto de la gente aprovechó para irse. Su momento de gloria y valentía ya había pasado. Al menos nos pudimos tomar unos cafés y calmamos un poco al pobre chico.
Nos contó, con mucho lirismo, su historia de amor con Laura. Por amor, Raúl renunció a estudiar la carrera de Derecho en una privada fuera de la ciudad, y se puso a estudiarla en la pública. Por amor, también, se puso a trabajar para poder ahorrar y tener un coche que tanta ilusión le hacía a Laura:
- Y que si tenía coche que lo haríamos allí por primera vez me dijo.
- Pues donde esté la cama o la lavadora en funcionamiento- esa era Marisa que hizo que todos mirásemos hacia ella a la vez.
Raúl ya había soltado la pistola y la situación se despojó de toda la tensión y miedo anteriores. Sofía marcó el siguiente momento:
- ¿Sabes?. yo me quería tirar al francés ese que se llevó tu querida. Así que yo por venganza te ofrezco que nos lo hagamos aquí.
- Sofía, mira si vas salida que ya no andas por tu propio pie, sino que vas nadando de lo mojada que andas. Y creo que hablo en nombre de todos cuando digo: ¡¡¡no quiero ser espectador de excepción de este polvo!!!- dijo Diego, aunque con cierta envidia.
- ¡Pero hombre!. Yo me refería a hacerlo por algún lugar de la oficina. La sala de juntas está vacía y es muy amplia, y con moqueta. ¿Qué dices, Raúl?.
Raúl no se creía lo que estaba sucediéndole y accedió pero con cara de asombro. Sofía lo cogió de la mano y se dispusieron a salir de la salita. Al abrir, enseguida entró la policía que estaba esperando el momento. Y aquí entra mi persona en juego:
- ¡Alto, Policía!. Coño, si está la puta también.
Primero miraron a Valeria, por esas cosas de la fama. Al momento cambiaron las miradas cuando me arrebaté:
- Hasta cuando voy a tener que explicarle al mundo que todo fue un malentendido.
El silencio se apoderó de toda la oficina, si bien es cierto que sólo quedábamos nosotros. La Policía se llevó a Raúl pero Sofía prometió visitarlo a la cárcel, en un alarde de melodramón del kilo.
Cuando se fueron las chicas y Diego se me acercaron:
- Azu, ¿para cuándo una cena relajada y nos cuentas detalles de esa vida tan azarosa que parece que llevas?- sentenció Valeria

domingo, 11 de noviembre de 2007

EN EL LÍMITE DE LA CORDURA.

La situación es la siguiente: mi tía Engracia ha decidido pasar unos días conmigo. Que me tenía muy olvidada y había descubierto lo rico que era mi mundo, y que debería compartirlo con ella. Lo que pasa es que a mi tía, con la cirugía, le han metido un gen de la promiscuidad.
Mi madre, en estos casi dos días, sólo llama para decirme: "puta"; luego cuelga. Al principio me dejaba un poco choff, pero ya me he acostumbrado. Vamos, que es casi como las campanadas de una iglesia cada 15 minutos.
Ayer salí de noche con mi tía (es que suena de un mal) y parecía que seguíamos en Italia. La presenté a mis Maris y ya se convirtió en la estrella de la noche. Luego, que si unos pensaban que éramos hermanas, para entrarle a ella; que si otros pensaban que cómo podía ser que una madre tan joven y tan guapa ya tuviese a una hija, para entrarle a ella. Total que mi noche fue de beber vodka hasta casi saber ruso. El único que se me acercó fue para preguntarme si los vaqueros eran de esta temporada porque, si lo eran, desde luego que conservaba muy mal la ropa.
Acabé en el After del "Tío Luis". No es de mi familia, pero es el sitio al que acudo todas las noches que me quedo sola y los demás han encontrado plan para "desayunar". Lo más fuerte de todo fue ver que ya estaba el after decorado para la Navidad. Me deprimí, pero resistí la tentación de darme el tequila. De repente una mano conocida tocó mi cintura:
- Vaya, Azu. No me pensaba que tus salidas nocturnas fuesen tan deprimentes.
Me giré. No lo conocía. Estaba desconcertada.
No se presentó, simplemente se puso a hablar. Los temas eran diversos: la noche, el amor, la soledad ante una copa, la inflación, que si el Rey... Se ofreció a acompañarme a casa y yo me lancé:
- Sólo si me prometes quedarte a darme un poco de calorcito en la cama.
Accedió. "Jódete, Engracia", pensé. Llegamos a casa y mi tía estaba. Digo que estaba porque los gemidos eran de ella claramente.
- No es que comparta piso. Tengo un familiar que está volviendo a la vida a pasos agigantados.
- Me parece estupendo que tengas buen rollo con la familia. Y tienes un piso muy bonito.
Nos tomamos la última y empezamos la acción en el sofá. Conseguimos concentrarnos y olvidar el ruido que venía de la habitación del fondo. Fuimos llegando a la cama a medida que nos íbamos quitando la ropa y sin dejar de besarnos. La excitación crecía por momentos y me dejé llevar por sus fuertes brazos.
Ya en la cama saqué un condón y me decidí a ponérselo:
- ¡Un momento!. Hay algo que debes saber- me dijo entre suspiros.
- ¿Eres virgen?
- No.
- ¿Estás casado?
- No.
- ¿Ladillas?
- No.
- ¿Te va la lluvia dorada? ¿La coprofagia?
- No, tampoco.
- Pues entonces vamos a ello.
Y follamos toda la noche. Estuvo muy bien y me acercó a mis objetvios de basar mi vida en rollos de una noche. Me quedé sin saber eso tan importante que este tío me quería decir, pero es que tampoco quería saberlo del todo. Sólo me hacía dudar el que en el after me resultase conocido cuando me tocó.

Y esta mañana fue como jugar al amigo invisible entre mi tía y yo, o sea, descubrir los tíos. En la cocina estaba un negrazo de los que quitan el sentido. Desnudo. Todo en él era perfecto. Un cuerpo cincelado y de ébano con un sexo prominente y proporcionado:
- Mira, Azu. Me venía con Enrique a casa y vi a este chulazo vendiendo cd´s y no me lo pensé.
- ¿Dejaste a ese Enrique en la estacada?
- ¡Qué va!. Si le pareció maravillosa la idea del trío. Y yo mandando como nunca.
Esta pequeña conversación necesitaba de un café servido en la bañera.
"Mi hombre" apareció ya vestido y fue la luz del día la que hizo que su cara me recordase a la de alguien. Como no conseguí descifrar mis dudas, tomamos el desayuno con mi tía y su varonil séquito. El Enrique en cuestión también era de rompe y rasga, y estaba desnudo. Parecía que estábamos en el descanso de una de porno gay. El desayuno transcurrió en silencio hasta el eructo del negrazo, que nadie sabía como se llamaba y no hablaba nuestro idioma (pero el idioma del sexo sí). Ese eructo hizo que me pusiese a hablar con "Jaime". Sí, se llama Jaime y tiene 30 años. Trabaja en un banco, en un puesto corporativo y no está casado ni tiene novia. A mi ya me valía para los restos aunque tengo que resistirme a buscar al hombre de mi vida a la primera de cambio.
El desayuno se acabó en el mismo momento que Jaime desveló su incóngita. Era el hijo de Fernando y sabía quien era yo.
- Constantemente mi padre y yo nos contamos nuestras aventuras con mujeres. Tú has sido de las mejores y por eso quiso que te conociera. Espero que no te resulte nada violento. Te lo quise decir pero no parecía importarte.
Mi cerebro se llenó de hormigón para evitar sobresaltarme:
- ¡Para nada!. Si yo estoy en una fase de rollos de una noche. ¡Mira qué bien! Me lo he hecho con el padre y con el hijo.
Estaba claro que era su hijo. De ahí lo de la mano. Y hasta le empezaba a ver parecido físico y todo. Me estuvo persiguiendo toda la noche hasta poder encontrarme a solas y llevarme a su terreno. Si digo la verdad, me siento un poco engañada y hasta una rata de laboratorio con dos tíos "experiementando" conmigo. En otro momento de mi vida resultaría humillante. Ahora no puedo tener ese sentimiento, prefiero pensar que ha sido fruto de la casualidad.

Y ahora, evaluando la situación y contrarrestando los datos de ambos, me quedo con el padre.