Atención: sólo si eres más de corto que largo plazo podrás entrar en la aventura.

viernes, 2 de noviembre de 2007

NUNCA SALE EL SOL PARA AZU.


Siempre que coincide un festivo en el que no se hace puente y abren los hipermercados, me lanzo a hacer una compra en condiciones. Hoy no iba a ser menos.
Antes tuve que llevar a mi madre a los diferentes cementerios de la zona para rendir un cariño y un "aún no te hemos olvidado" a: mi padre, mis abuelos, y las primas de mi madre Delia y Salomé. Nunca antes había oído hablar de ellas pero lo suyo tienen (el centro de flores era espectacular, más que el de papá). Total, que mi madre me explicó lo de sus primas: murieron de niñas pero su nacimiento trajo un milagro consistente en salvar la economía familiar. Al nacer ellas y morir en cuestión de días, el ganado que estaba muy mal se recuperó. Esto mis antepasados lo vieron claramente como un milagro. Y mi madre como ahora vive en un convento anduvo moviendo los hilos buscando su betificación y, si surge, la canonización:
- Si de verdad quieres a tu madre y quieres que yo recupere mi amor hacia ti, debes venirte conmigo y las hermanas hasta Roma este fin de semana. Y pide el lunes por si las moscas.
Os juro que por un momento pensé que tenía más hermanas, aparte de Susana.
Después de dejar a mi madre y de quedar yo chafada para el resto del día, me metí en un centro comercial. Oye, repleto de gente. Los problemas que tienen los centros comerciales para una mujer como yo es que nunca llego en plenas facultades al hiper. Esta vez no podía ser menos.
Las tiendas de ropa me cegaron y las de cosmética ni te cuento. Probé un montón de cosas y con otro montón salí de las tiendas. Un vestido, dos jeans, un trajecito para las comidas de empresa con mi jefe que me queda, tres blusas, cuatro pares de zapatos (tres de ellos iguales pero en diferente color), y un bolso que no me convencía pero que me llevé porque había una tía mirándolo mientras yo lo tenía entre mis manos. Ya le sacaré partido.
En las perfumerías pues hice la"compra": champú, jabones, contornos de todo tipo, retensores, serum, desodorante de menta, un perfume, y dos alargadores de pestañas ( digamos que los dos me parecían tan buenos que no podía llevarme uno solo).
Como ya dije al hiper llegué y metí en el carro todo tipo de bollería. Y helado (tenía que animarme y no era plan el que pasase por caja con vodka y whisky una mujer como yo). Soy un desastre porque luego tengo que comprar en días laborables en los supermercados y cuando están a punto de cerrar. Esto no pasaba con Gregorio porque a él se le daba de bien llevar la despensa al día... pero no puedo andar pensando en él a cada rato.
Salí del centro comercial cargada de bolsas y haciendo ruido con mis tacones (es como marcando territorio ante la competencia y diciendo "aquí estoy yo" ante todo hombre que se atreva a mirarme más allá del escote. De repente el sol me iluminó y me entró un subidonazo de energía.
Llegué a casa y llamé a Cleofé. Quedamos para comer en un italiano. Y menos mal que pudimos comer porque una llamada de la cuidadora de su niño y ya me dejó sola y teniendo que pagar una cuenta que parecía que habíamos invitado a media sala. Bueno, cada una nos tomamos tres postres y eso sube.
Al volver a casa me di cuenta que no podía pasar la tarde encerrada. Ni leer, ni ver una película me llamaban la atención. Así que me puse a rebuscar en el armario y... Bingo. Allí estaba mi vestido negro, escote cuadrado, y ceñido. Tan ceñido que no deja lugar a la imaginación. Tenía ganas de ponérmelo. Me lo puse y anduve correteando por casa. Me pinté los labios de un profundo carmesí, metí los pies en unos taconazos y ya estaba lista para salir.
"Salir sola". "Eso es de locas". "Estoy loca". Me cogí el bolsito de ocasiones de sexo (revisando antes que los preservativos no habían caducado ni sufrido desperfectos). Entré en "Winston", un bar donde la luz es tenue, la música relajante, y el whisky el mejor. Pasé de la mesa y a la barra me fui. Charlé con el camarero:
- Aquí se está como apartado del mundo. No llega la claridad del día y se pierde la noción del tiempo. Esto es maravilloso.
- Esto es marketing, no te jode- sí, al camarero le jodía trabajar un festivo.
El primer vaso fue un visto y no visto, pero el segundo lo saboreé y bien. No había mucha gente pero yo ya me había fijado en un señor. Hoy estaba loca. ¿Un señor?. Nunca se me pasaría por la cabeza liarme con un viejo. Sólo lo miré: alto, distinguido, un rolex, y ¡salpimentado!. Me empecé a imaginar el sexo con viejos. Pero viejos como éste: a-trac-ti-vos.
Se acercó. Pensé que me iba a "entrar". Sólo se sentó al lado porque había servilletas ( me creo el ombligo del mundo).
- Su bolso está en el suelo. ¿No sabe que es símbolo de mala suerte?.
- Sí. Significa que el dinero se va corriendo-fui valiente porque le contesté mirándole a la cara.
Noté su perfume. Intenso, lo llenó todo. La voz sugería tantas cosas.
- Yo es que no le tengo miedo a la pobreza.
- Hace muy bien usted. El dinero no es importante. Se lo digo yo que soy directivo de un banco.
Aquí la cosa se ponía interesante. Un pez gordo. Me estaba empezando a olvidar de la posible edad de este señor.
- Fernando. Me llamo Fernando. Es la primera vez que vengo aquí y veo que me va a gustar. Soy soltero y debería pensar en casarme. A ver a quién le dejo la herencia.
Rió él primero. Yo tardé un poco (me estaba viendo de novia y a los invitados pensando que el viejo no era el novio sino el padrino).
Hablando y hablando llegamos a lo interesante:
- Vayamos a un hotel. Estaremos más tranquilos y podremos seguir bebiendo.
Simplemente me levanté y nos fuimos a un hotelazo que no era de 5 estrellas, era de constelaciones. En recepción lo conocían (dato que verifica lo pez gordo que era). Subimos y la llave era de una suite. ¡Qué lujo!. Fue cerrar la puerta y empezar a comernos a besos. Sentí que estaba besando a Clark Gable.
Me tiró en la cama y me fue desnudando poco a poco, mientras yo intentaba abrir su camisa. Descubrí un torso forjado con el paso del tiempo. Sus pectorales eran dos rocas tersas y, al abrirle el pantalón descubrí un sexo hermoso, como nunca antes había visto.
Lo primero que hicimos fue un 69 en toda regla. No podía parar a pesar de que el placer me invadía y me llevaba a un estado de éxtasis, pero del tipo de éxtasis que dudo que conociese Santa Teresa. No dudó en cogerme y hacerme el amor de pie. Le siguió un coito bestial en la cama, el suelo donde me puse a cabalgar encima.
El jacuzzi fue lo último. Nunca me habría imaginado que un cincuentón podía tener tanta energía. Lo vi como un dios. Caí rendida en la cama y con un albornoz del hotel. Me desperté al poco pero Fernando ya no estaba.
Había un sobre. Seguro que se disculpaba por haberme abandonado. Pero en ese sobre había 5.000€ (1.000 por cada cosa que habíamos hecho). No podía pestañear siquiera. Metí el dinero en el bolso y me fui de la suite. Dejé las llaves y pedí un taxi.
Ahora estoy más calmada pero al salir del ascensor me dio un ataque. Como no, Sole lo dijo todo. Me vio con el sobre:
- Azucena, por Dios. Si tan mal de dinero andas pide que te presto. O te haces unas horitas en la mercería. Pero la prostitución, aunque dinero fácil, te va a dejar pesadillas y problemas de conciencia. No digas nada, que yo no te repruebo. Pero espero que la próxima vez te lo pienses.
Ahora duerme que lo necesitas.
Pues eso, ante la imposibilidad de contar algo me metí en casa. Sole es muy lista, ¡pero tanto!. Nunca dejaba de sorprenderme sus grandes dotes deductivas. Hasta que me miré al espejo. Lo que vi fue a una mujer que se había equivocado en el estilismo. Iba de puta. E imaginando el color de labios que me había echado me puse a llorar.
¿Por qué me tiene que pasar a mi?. ¿Cómo alguien me haya visto entrar con ese señor en el hotel?. Dios, ahora llevo tatuado en la frente: 1.000 por coito. Horrible. Quería llamar a Jorge para trata de buscar consuelo, pero mejor no. Si se llegaba a enterar Richard lo mismo me venía a quemar viva.
Ahora ya estoy más calmada después de otro baño y el visionado de "Mary Poppins". Y el dinero. Pues me lo quedo. Trabajo me costó y así contrarresto el pastón que me dejé por la mañana en el centro comercial.

miércoles, 31 de octubre de 2007

QUERER CAER BIEN Y MORIR EN EL INTENTO

El día de hoy aún no ha acabado pero ya es seguro que tardaré en olvidarlo. Es posible que esperéis la resolución de la apuesta de Sofía. Lo contaré con brevedad porque mi jornada no ha tenido desperdicio.
Laura llegó con el suficiente tiempo como para que le indicara su papel en la visita: "no hacer nada, pero tampoco estar de brazos cruzados". Puede resultar difícil de entender pero en la práctica es sencillo. La visita llegó puntual a su cita: 10:30. Sofía estaba alucinante, hasta creo que Nuria cambió su concepción sobre ella. Todo era silencio al paso de los jefazos pero a Renée no se le había visto. Valeria, como estaba en la recepción, lo vio entrar y nos juró que sí que estaba. Y Sofía que ya se mojaba las bragas pensando en el encuentro. Al rato se encerraron en la sala de juntas los directivos y a mi me tocó reservar mesa para las 14:00 y pedir el desayuno para todos ellos. Una vez terminé y la oficina volvía a su "orden" habitual, me fui a reunir con las chicas a la salita.
- Tranquila, Sofía. Hija, ya aparecerá el Renée ese y surgirá tu oportunidad- esto lo decía Diego entre sonrisas de felicidad porque, al fin y al cabo, había esperanzas de que el chico éste fuese gay.
Valeria apareció y sentenció el momento:
- Yo lo vi entrar, así que si no está en la sala de juntas con los demás... Ay, que está medio escondido y nos vigila. Yo me vuelvo a mi puesto.
El miedo nos invadió y nos pusimos a trabajar. Me di cuenta en ese momento de que Laura no estaba por ningún sitio. Y me puse a buscarla. Todos se dieron cuenta y decidieron ayudarme. Ya sería mala suerte que la pillaran vagueando en su primer día en serio. No quedaba ningún sitio por mirar. Bueno, casi ninguno. Marisa llegó para ponerse a trabajar y dijo:
- Joder, ruidos en la habitación donde me cambio. Como sean otra vez ratas yo pido una subida de sueldo y un extra por "convivencia no deseada".
Ahí se resolvió todo. La plantilla entera de la editorial delante de esa puerta y preocupados por una posible plaga de ratas en medio de tan importante visita. ¡Sorpresa!: Laura contra la pared mientras Renée, verticalmente, la estaba haciendo llegar al Paraíso en vuelo charter:
- Azu, te juro que yo no estoy haciendo nada- con voz entre jadeos.
- Joder, como que todo lo está haciendo el gabacho. Pedazo culo que tiene. Sofi, no me extraña que te lo quisieras beneficiar tú. Yo me espero a limpiar más tarde que no me gusta lo del "coitus interruptus". Y lo digo por experiencia que cuando vivía mi suegra nunca se acababa un polvo en mi casa. Ni yo con mi marido, ni mi hija con sus habituales.
Sofía y Diego se quedaron de piedra. Eran los perdedores a su manera. El dinero ganado decidimos dejarlo de bote para el café.
Los acontecimientos fueron fugaces: Laura era otra (ni de su novio se acordaba), y Renée decidió que ya era hora de necesitar una secretaria si tan jefe era. Total, que Laura consiguió trabajo y amor en un mismo día. Se nos va a París y yo me quedo sin chica de prácticas. Lo mejor de todo es que no creo que me manden a nadie porque ya están todas bien colocaditas.

Con la movida de la mañana me decidí a llamar a mi amigo Jorge. Es mi mejor amigo. Lo conozco desde el instituto y es gay. Somos la típica relación de amiga en vías de ser "Mariliendres"con chico gay. Si hasta pasé por una fase de enamoramiento hacia él que aún hoy no creo que haya pasado del todo. El caso es que en breve se casa y anda preparando la boda. Quedamos para comer en el centro y así me contaba como iba todo. Quiero mucho a Jorge y sabía que se iba a casar él antes que yo (me conozco demasiado). Él es mi Mari-jeans, del que ya hablé. Es diseñador de ropa y es tan bueno diseñando jeans que trabaja desde casa. La multinacional se lo permite todo.
- Zuci, ¡pero qué linda!. Es que cuando llevas días sin llorar se te nota un rostro más luminoso. Cari, nos sentamos en el centro que si me pongo en la ventana no voy a dejar de mirar el coche. Creo que le soy infiel a Richard con mi propio coche. Pero sólo es una infidelidad de contemplación, que el tubo de escape no está sucio por mi culpa. A menos que sea sonámbulo y...
- Basta, Jorge. Que ya me haces imaginarme cosas. ¿Como va todo?. ¿La boda te sigue creando pesadillas?
- No. Mira, hemos decidido que...
En ese breve instante en que paró a beber un poco de vino pensé: "que ya no se casan, que se dejan". No tanto porque yo ame a Jorge, que es algo que he asumido, sino porque Richard no me traga. Os lo juro.
- ... de la boda se encarga una agencia de éstas que hay tantas de repente. Vivimos más relajados. Pero ten en cuenta que tú vestido lo diseño yo. Eso a veces me trae pequeños agobios.
No es que Richard me caiga mal, es que yo no acabo de caerle bien del todo. Se ha formado una imagen de mí errónea porque siempre me pilla en momentos en los que cualquiera podría pensar: "es gilipollas". Richard es inglés y una persona muy calmada. Los sobresaltos lo dejan un tanto contrariado. Como ejemplo el día que volvieron de sus vacaciones a China y yo estaba en su casa cuidando del gato que tienen en común. Intenté bañarlo pero se me rebotó y, justo en el momento que abren la puerta me encuentran a mi empapada de agua, con un pez de goma en la boca intentando gritar, mientras el gato estaba colgado de la lámpara. Jorge se rió porque me conoce y sabe que todo lo que me pasa tiene lógica explicación; pero Richard puso el grito en el cielo por lo que veía y porque el gato estaba en una lámpara de hacía no sé cuántos siglos y que era herencia familiar.
Por este tipo de cosas Richard no me tiene en muy buena estima.
La comida transcurrió sin problemas. Hablamos de las últimas cosas que nos habían pasado (yo ganaba por goleada por lo de estos días), y Jorge dice:
- ¿Tienes qué hacer por la tarde?
- Nada, estoy libre porque con la visita esta mi jefe me ha dado la tarde libre. No le hacía falta. Pero ya verás mañana la de cosas que tendré encima de mi mesa.
- Es que hoy inaugura la exposición Richard. Me encantaría que estuvieras allí. Richard lo agradecerá.
Me tomé la copa de vino de golpe y mis ojos contenían todo el pavor del mundo:
- Zu, que Richard no te odia. De verdad. Pero si se apenó cuando lo de Gregorio.
- No lo tengo claro. Siempre lo hago enfadar con mis meteduras de pata. Acuérdate de la última.
- Reconozco que el día ese que derramaste el café y te pusiste a limpiarlo con lo que tú creías que era un paño...
- Un documento en pergamino de un antepasado suyo noble, Jorge. Es que lo destrocé.
- No te guarda rencor, cari.
Entre el vino y la labia de Jorge, me convencí. Fui a casa, me puse un modelito chic-vanguardista y me fui a la galería. Estaba llena de gente. Los cuadros de Richard se mezclaban con fotografías, campo en el que se estaba iniciando y que por eso era tan importante la exposición de hoy. Todo iba sobre ruedas. Estaba relajada y Richard se mostró encantador conmigo. No había problema:
- Azucena, me alegra ver que poco a poco vamos limando asperezas. Es muy importante para mi pero,sobre todo, para Jorge. Esto va de maravilla. Y en señal de agradecimiento quiero regalarte una de mis obras. La que quieras. Date una vuelta y me dices. Discúlpame, pero es que acaba de llegar la directora del Museo de Arte Contemporáneo.
Deambulé sola por la sala, copa en mano. Me despisté mirando el sombrero de una mujer y me tropecé. Me mordí la lengua y me rompí el tacón. Hasta aquí el típico tropiezo. Y el colofón final, como no, lo di yo.
Me decidí por un cuadro que me conmovió. Abstracto, pero me hizo pensar en el alma humana y lo complicado de su entendimiento. Cojeando me dirigí la grupo donde estaba Richard y Jorge:
- Hola. Dichad, ya me decidí. Hay un cuaddo que me ha guztado hazta emocionadme. Ez eze, donde la zeñoda del zombdedo.
Todos me miraron con cara de "pobre pailana". Con la lengua dolorida ya me diréis cómo hablar mejor. La cara de Jorge estaba a punto de estallar, pero de risa. En ese momento me di cuenta de que lo peor no era mi aparente cogera y mi fatal dicción:
- Azucena, por Dios. Eso que tú quieres es una mancha de humedad en la pared. Jorge, por favor llévate a esta terrorista del arte actual.

Sí, es muy sabia esa frase: " No se puede caer bien a todo el mundo, y al que le caigas mal dalo por perdido".

LAS FCT'S

Como cada año por estas fechas y por si fuera poco trabajo el que tengo, vienen chicas del Ciclo Superior de Secretariado a hacer su FCT o, lo que es lo mismo, su Formación en Centro de Trabajo aquí. A mí siempre me toca una chica toda para mi (porque eso de que haya chicos es como imposible).
Y es lo de siempre: llega la chica de turno con un traje de falda y chaqueta y pañuelito al cuello (nunca falla). El primer día no paran de tomar apuntes en su libretita y luego se pasan el resto de sus tres meses trabajando como la que más para ver si suena la campana y las contratan. Pero esta vez fue distinto.
Laura llegó puntual y yo, en cambio, llegué 15 minutos tarde porque justo en la puerta del garaje tenía al Cartones durmiendo y no quería ni despertarlo ni atropellarlo. Por suerte y al cabo de un ratito, apareció un perro que se puso a ladrar y me lo despertó.
Lo primero que me llamó la atención de Laura fue que venía en jeans y blusa en marrón chocolate con un enorme collar étnico por fuera. De la libreta ni rastro. "Me gusta esta chica", pensé. Pero siempre son primeras impresiones.
- Bueno supongo que por ser el primer día, me explicarás un poco todo y saldré antes.
- Exacto. De todas maneras lo que te enseñaré será a manejarte con las herramientas de toda secretaria: ordenador, fax, y habilidades verbales para con el jefe.
Después de explicarle cómo íbamos a trabajar durante los próximos meses, me la llevé a la salita. Allí estaba nuestra Mari-sindicalista, Diego:
- Azu, ¡Dios te bendiga!. Mujer, no te dejas ver nada por aquí. Por cierto, que ya me enteré de lo del Domingo en La Antorcha; eres divina hasta para el melodrama.
- Sí. Ya me conoces. No puedo vivir fuera de la exageración de mis comportamientos. Te presento a Laura, mi chica de prácticas.
Al momento, Diego se puso a piropearla y preguntarle de todo. Y, de repente:
- Yo es que hoy no tenía pensado estar mucho tiempo aquí, como es el primer día...
- Cari, pero un café te lo tomas y así conoces a toda la panda. Azu te las presentaría pero seguro que no se acuerda de los nombres de todas.
- Me tomo un café rapidito y, si me dejas me marcho. Es que ayer lo hice por primera vez con mi novio y, como no están mis padres, lo he dejado solito.
Ahí Laura firmó la sentencia: habló de sexo en su primer día y a Diego. Esto la condenaba a quedarse hasta la comida:
- ¡Qué maravilloso!. Tu primera vez y lo compartes con nosotras. Esperad aquí que llamo a las demás y montamos un corrillo. Azu, vete haciendo café, jodida.
En ese momento Laura sonrió y me miró como con cara de satisfacción por ser aceptada. En cuestión de segundos apareció el batallón de féminas, incluida Marisa, la limpiadora. Se acercaron a ella con grandes saludos, besos, abrazos. Le tocaban el pelo, comentaban el tipo de modelo que tenían. Y yo ahí apartada, abrazada a la cafetera y observando todo cual narrador omnisciente:
- Bueno, ahora se te abre todo un mundo. No te vayas a pensar que éste es el novio definitivo- Valeria siempre dando el consejo de la mujer liberada- Porque, a medida que vayas probando hombres, verás que el sexo no conoce límites.
- Y espera a que llegues a las mujeres. Vamos, porque, ¿quién no ha tenido un rollito inocente con otra mujer?- Dijo Nuria. Yo levanté la mano pero es que no se me tenía en cuenta ( tengo que hacerme notar más en este sitio).
- Anda, dinos qué sentiste. Yo es que ni recuerdo ni con quién perdí mi virginidad. A mi marido siempre le digo que fue el primero y se lo cree y todo. Tanta gimnasia le mina el cerebro- Loreto directa siempre en lo que le interesa- ¿Hubo oral?. A mi es que me pirra porque los tíos ponéis unas caras.
- Oye, guapa. ¿Acaso a ti no te han sobeteado la almeja?. Lore, no seas vulgar. Dejemos a la niña que vuelva a ver al chico. Y folla, folla todo lo del mundo que nunca se cansa una de esto. Anda, guapa, que mañana ya nos cuentas.
Diego le dio la oportunidad de irse y antes de que me diese cuenta ya estaba ella en el Metro hacia su casa.
- Genial, no me he despedido de ella y justo mañana viene la visita de los franceses. No tengo ni su teléfono. Que Dios nos pille confesados.
- Zuci, no te agobies. Los franceses siempre llegan tarde y te dará tiempo a darle unos consejos para cuando aparezcan. ¿Sabes si vendrá el chico ese, Renée? Tengo un polvo pendiente con ese gabacho.
- Sofía, es que tú tienes polvos pendientes con todo tío cañón con el que no cruzas ni una sonrisa. Además que tu francés es de pena. ¿Cuánto hace que no te lías con uno de aquí?. Ahora hay españoles que han mejorado mucho y se preocupan por dar placer también.
- Mira, Zuci. Yo a ese tío me lo tiro mañana y sin que nadie se entere. Os apuesto dinero.
Al momento se abrió la timba. Sólo Marisa apostó igual que Sofía: que se lo tiraba. El resto fuimos de lo más incrédulo. Diego hasta apostó a que Renée era gay y que si se levantaba con ganas lo seduciría y todo.
Algo me dice que el día de mañana va a ser movidito.

lunes, 29 de octubre de 2007

UPDATING ME

Estoy agotada. Es un agotamiento mental. Me pasa siempre que voy a mi sesión de depilación integral. Voy al salón de belleza de mi prima Carmucha y, de paso, me actualizo con respecto a mi familia.
Carmucha es de esas mujeres que trabajan, son madres, llevan la casa, y hasta sacan tiempo para iniciarse en lo de ser "señoras" alternando con la familia sobre cotilleos. Mi familia es muy grande y el ambiente en el que uno se puede enterar de todo son: bodas, bautizos, comuniones, y entierros. Como hace dos semanas fue el entierro de un primo de mi madre, la familia se reunió. Yo, simplemente, no fui. No acostumbro a dejarme ver en ese tipo de actos y si lo hiciese ahora sería una revolución: toda la familia acercándoseme a celebrar que existo y también a pensar: "ésta se casa y ahora anda aprovechando estos momentos para ir dando invitaciones".

- Azu, hija, pero mírate qué buenísima estás. Chicas, mi prima la que está muy bien situada en su trabajo y que, como está soltera, viste ropa cara.
- Hola, Carmucha. Veo que todo sigue igual.
En mi familia si tienes un trabajo de mesa ya eres una triunfadora. Eso me sienta bien, pero está el tema de ser soltera. Mi difunta tía Sonsoles, madre que de Carmucha fue y que murió durante una avalancha de gente en el graderío del Bernabeu, siempre me decía que no tenía que ser tan ambiciosa, que con mi empleo ya estaba bien situada y que me pusiese a buscar marido y retoños. Qué os voy a decir que no sepáis, la familia siempre insistiendo en que te cases y tengas niños. Luego está mi madre que ante estas conversaciones suele decir: "yo os juro que a mis hijas las parí completas"; esto es que viene a decir que ni Susana ni yo somos estériles. Y calla que no se les dé por pensar que soy lesbiana. Yo me obligo en todo momento a vestir femenina para no crear dudas, por si acaso.
El salón de belleza de Carmucha acaba de ser reformado y ampliado. Ha incluido una zona de spa y no le va nada mal.
- Un día te tienes que venir al Spa. Yo vengo con el Rodri de noche, cuando todo está cerrado y mi cuñada se queda al cargo de los niños, y nos pegamos unos polvos de campeonato.
- Bueno, es que si hacerlo en el agua es una pasada ya con burbujitas de por medio ni te cuento.
- Es que nos ha dado la vida. La cama ya se nos quedaba aburrida, y teniendo niños poco más podíamos hacer. Rodri hasta se ha apuntado a un gimnasio. Se me va a convertir en un Darek.
Las hay con suerte. Que conste que de estas cosas sólo habla conmigo. Para el resto de la familia ella es una madre respetable que opina que los homosexuales son enfermos y que el PP es la única vía para la verdadera democracia. Pero ésta cuando se instaló en la ciudad cambió todo. Adora a los gays tanto como ellos a ella; rara es la noche que no me la encuentre por el ambiente como una más, y republicana hasta la médula. Como la familia está en el pueblo, ella lleva una doble vida: en la ciudad es una mujer liberada, divorciada, y con un chulazo (porque yo a Rodri le hacía de todo) que trabaja en un banco; y en el pueblo se deja ver con falda hasta la rodilla y conjunto de punto con chaquetita, todo en colores serios y (esto es lo fuerte) con Manolo, el primer marido. Acordaron esto para no ser la comidilla de nadie y por el pueblo son un matrimonio modelo.
- Bueno, integral entonces. ¿Hasta el culo?. Te lo pregunto porque como ya no estás con Gregorio y como a él le encantaba el anal.
- Mira, me he acostumbrado a llevar un culito de recién nacido. Y al anal ya le estaba empezando a coger el gusto.
- Ayer Rodri me hizo el anal. Me encantó. Yo es que debería haber sido puta o actriz porno. Es que el sexo es una droga para mi.
Bien, aquí es cuando yo os cuento que debo tener cara de sexóloga porque con el tiempo todo el mundo me viene a contar sus experiencias. Mi amigo Jorge, mi mejor amigo y que se me casa en breve con su Richard del alma, suele contarme los mejores momentos de sus polvos. Y si ya experimentan algo nuevo... Bueno, con pelos y señales. Y en un viaje a Sevilla, en el AVE, una chica me contó que ella va a Sevilla: "a follar. La gente se va al extranjero, pero en Sevilla follas todo y más". Ahí queda eso.
Una vez me tumbé, comenzó el ritual:
- Música: "hoy te voy a poner a Amalia Rodrigues. Me la ha descubierto una empleada nueva y no puedo dejar de oirla. Una pena que la tenga que despedir porque mira mucho a Rodri y eso para mi es motivo de despido".
- Incienso: "un poco de incienso de opio. Deja una paz en la estancia".
- Post-depilatorio: " cuando acabemos te echo una loción al chocolate que deja una sensación por la piel. Te diré que huele a chocolate chocolate. La Paqui, que trabaja aquí en la manicura, la tengo de baja porque no pudo evitar comerse un bote entero, como si fueran natillas. Ingresada 7 días."
Y comienza con la información. Carmucha me saca las cosas en relación con otras:
" Ayer llamé a tu madre y me dijo lo de Gregorio y que ahora te dedicas a andar con unos y con otros. ¿Pero tú no te querías casar y todo?".
" Ahora he decidido que voy a estar con hombres sólo por sexo. Pero no se lo comenté a mi madre. Lo suyo es enterarse por el olfato, como si fuera una perra".
" No digas eso de tu madre. Las que andan enzarzadas son mi hermana y su suegra. Por lo visto la suegra quiere irse a vivir con ellos cuando les den las llaves del piso. Si ya ha puesto a la venta la casa del pueblo y todo. Yo le dije a mi hermana que qué opinaba su churri y resulta que nos ha salido calzonazos. Hay madres que manipulan las mentes de sus hijos. ¡Pero qué asco!".
" Ay perdona, siempre trato de que no veas tanto pelo en las axilas y me repaso algo pero es que me olvidé por completo".
" No, tonta. Me refiero a lo de la suegra de mi hermana. Pero para asco la casa de Genaro. Desde se le murió la madre eso es un estercolero. Para mi que tiene el síndrome de Diógenes. Y qué pena porque Genaro era de los que prometía, y que saldría antes que nadie del pueblo y míralo. Tenemos un primo echado a perder".
" Hace tanto que no veo a Genaro. Antes era guapísimo".
" Sí, hija, sí. Y hablando de belleza, la tía Engracia. Dicen que le ha tocado un pellizco en la Lotería y se lo ha dejado todo en un quirófano. Yo no he podido verla porque andará con el post-operatorio y no vino al entierro. Tengo unas ganas de verla y lo mismo hasta le saco fotos. Dicen que está guapísima".
"¿Dicen?. Pero, ¿la ha visto alguien?".
" Bueno, sí. Tu madre fue a verla con sus monjitas antes del entierro a su casa. Y no te he contado lo mejor: que nuestro primito Servandito se mete a cura. Un desperdicio porque a éste me lo llevaba yo a Chueca y se le quitaba la tontería esa de Dios. Te digo yo que se mete a cura porque no quiere admitir que es una loca perdida. En parte la culpa la tengo yo porque como ando por el pueblo rajando del colectivo en un plan más temerario que el de Ana Botella, pues el chaval debió coger miedo".

Y sólo hacía dos semanas y media que no veía a mi prima y fíjate de todo lo que se había enterado.
" Bueno, y ¿qué tal con tus hijos y Manolo?. ¿Sigues con la apariencia esa por el pueblo?. A ver si aún va a querer volver contigo Manolo".
Un silencio se hospedó en la sala. Hay preguntas que duelen. Y es que cuando toca hablar de una misma, poca valentía hay para afrontar defectos o problemillas:
" Cariño, he acabado. Espero verte más a menudo. Vente un día al Spa".