Cada día que pasa pienso más en él. ¡Es que no puede ser que esté pasando de mi de este modo!. ¿Sólo quería follarme y ya?. Pero es que luego me llamó para volver a quedar. Y el hecho del gatillazo tampoco pudo ser determinante. Mira que si ha conocido a otra. Ha vuelto con la ex-mujer, seguro. Así que no sé qué cojones hago pensando en él a todas horas, buscándolo por las calles, y hasta imaginándome conversaciones picantonas, si ya no tengo nada que hacer...
En esto se ha convertido mi cerebro a diario. Casi no hay nada que me distraiga. Voy con el móvil a todos lados por si llama. A veces lo dejo por la noche encendido. Y eso conlleva a sobresaltos en la noche como el de ayer. Resulta que me llama mi hermana Susana desde un país extranjero de esos donde era de día:
- Azu, te quiero. Has conseguido que mamá me vuelva a hablar. Bueno a pesar de que ahora no se habla contigo. ¡Por puta!. Eres una puta mártir... ja, ja,ja.
¡Perfecto!, me despierta en medio de la noche mi hermana y plenamente borracha (ella no se deshace en "te quieros" sobria. Eso me está bien merecido por condicionar mi vida ante un hombre rico y poderoso, pero que pasa de mí. Hoy por la mañana en la ducha llegué a la conclusión de que es un cabrón.
Llegué a la editorial con nuevas fuerzas. Porque a pesar de no haber dormido nada, la ducha había sido muy reactivadora y tenía la cabeza libre de pensamientos. Trabajé mucho esperando que la mañana se pasase rápido: ¿las 11?. Está claro que no por mucho trabajar atardece más temprano. Me fui a la salita.
La verdad es que me sentó fenomenal. No había muchas ganas de trabajar en general. De los jefes sólo estaba en su puesto Torralba que no despierta hasta la hora de comer. Así que no había problema. Tomamos café, hablamos de nuestras cosas. De paso nos enteramos que el asunto del pene del ya ex-novio de Valeria se había propagado por toda la planta, y que Ceci de contabilidad estaba con él:
- A ésa si la dejas se casaría con un caballo. ¿Sabéis a lo que me refiero?. No es la primera vez que le registro la mesa y le veo revistas de hombres desnudos con verdaderos cañones entre las piernas - dijo Marisa- Una vez le robé una, ella me pilló. Pero yo soy más lista y la chantajeé con anunciar sus aficiones. Ahora me pasa las revistas que se ha cansado de ver.
Diego propuso un juego. Escoger los lugares del trabajo para practicar un sexo más placentero. Y el ránking quedó así:
1. En la mesa del jefe
2. En todas las 25 mesas de la oficina
3. Contra el archivo
4. En la mesa de ediciones (En el caso de un despacho de una cadena de televisión)
5. En un balcón
6. En un sofá
7. En cualquier sitio donde haya comida
8. En el baño de los discapacitados
9. En la enfermería
10. En medio de la oficina (No importa que las cámaras de seguridad te estén grabando)
- Diego, ¿pero tenemos enfermería?- preguntó Sofía.
- Claro, tonta. El cuartito ese donde está el botiquín de primeros auxilios.
- Da la casualidad de que ese lugar es el cuarto donde me cambio y ya tuve lo mío con la chiquilla esa que se agenció al gabacho - replicó Marisa.
Me entretuve durante toda la mañana con la charla. Salí del trabajo directa a casa. Era un día maravilloso. Casi no había pensado en Fernando. Pero todo lo bueno se acaba. Y se acaba de la manera menos pensada. En el portal me estaba esperando un hombre. No, no era Fernando. Resultó ser su hijo Alejandro, con el que follé y que vino a mí porque yo tenía carta de recomendación de polvo de calidad por parte de su padre.
Hice como que no lo veía. Me vió. Di media vuelta y me puse a andar cada vez más rápido:
- Espera, espera.
Me hice la sorda. Entré en el centro comercial para ver si lo despistaba. No era fácil porque Alejandro es alto, y no había demasiada gente por las tiendas. Era hora de comer. ¡Qué hambre!. Así que entré en un restaurante italiano. Ya me daba igual que viniese. Pero no entró. Comí relajadamente. Hasta doble ración de tiramisú que me tomé.
Al salir, la presa que era yo fue cazada.
- Mira, sólo quería volver a verte. Desde el otro día que no dejo de pensar en ti. Necesitaba verte. Aceptarías que pasase la tarde contigo. No sé, de compras, tomando algo. Lo que suelas hacer por las tardes.
- Está bien. Tengo que pasar por casa. Se me está ocurriendo que podíamos ir a algún museo - aposté todo a una. Seguramente no le hiciese gracia lo del museo.
- ¡Eres tan maravillosa!. Los museos son mi lugar preferido. De pequeño me escapaba de casa y era capaz de echar el día en El Prado.
¡No me podía haber salido mejor!. Pues a mí un museo no me tiraba en absoluto. ¡No puedo tener mejor suerte!. No me quedará más remedio que pasar a un Plan B. Llegamos a casa y me lo llevé a la cama. Lo hicimos dos veces y fue muy salvaje. Alejandro sabe moverse como su padre, con la ventaja de que es más joven. Sus músculos bien definidos rozaban mi vientre. No me cansé de besar sus pectorales y de aspirar su olor tan característico. No ha sido un día del todo perdido. Aunque también tengo que decir que vaya cosas soy capaz de hacer por no ir a un museo.
Entre cultura y sexo está claro que en mi caso gana el sexo por goleada. Pero si se pudiese hacer el amor en un museo, biblioteca, conferencia, etc., la cosa cambiaría.