Había oído hablar de ese tan temido problemilla que te puede impedir llevar un coito a su máximo exponente: el gatillazo. Nunca me había pasado... hasta este momento!!!
Fernando llegó ayer por la noche. Me invitó a cenar, luego un café en el sitio más chic de la ciudad, y vuelta a casa. A continuar la fiesta (por suerte mi tía Engracia se había ido el fin de semana a la aldea). Fue cerrar la puerta y empezar a comernos a besos, desvestirnos ( a Fernando le arranqué casi a mordiscos todos y cada uno de los botones de su carísima camisa Armani con sus iniciales bordadas). Llegamos a mi habitación y a desnudos y con ganas de dejarnos la piel en nuestro nuevo encuentro. Le dije:
- Prepárate, porque te voy a dejar seco.
Le cogí con mis manos su sexo, que aún no estaba excitado. Me puse a besarlo, y nada. Me lo introduje en la boca, y nada tampoco. Estuve un buen rato meneándolo de todas las maneras posibles, e imposibles porque hasta probé con los pies y sólo conseguí hacerle daño en los testículos.
- No me suele pasar esto. ¡Qué apuro!. Si quieres empiezo yo.
- No te preocupes. Quedémonos así, abrazados en la cama.
Nos besábamos de vez en cuando. Y esa cosa seguía tan fría, como si el tema sexual no fuese con ella. Fernando acabó por dormirse y yo me fui a la ducha a buscar un poco de "relax". Tuvo que ser con la ducha, como digo, porque mi consolador ya se lo agenció mi tía y se lo ha llevado a la aldea.
Con ese consolador hay una historia inolvidable. Fue un regalo de Jorge y su, por aquel entonces, novio Rafa. Decidimos hacer un viaje a Roma. Era mi primera visita a esa ciudad que me encandiló tanto que al volver me puse a aprender italiano (razón por la que mi madre también quería que fuese a la "beatificación fatal"). Jorge compró allí ese consolador que ponía "ROMA" y que en el momento en el que te lo introduces parece poner "AMOR". Se decidió a dármelo en plena plaza de San Pedro del Vaticano. Luego Rafa se dedicó a señalar los Sagrados Monumentos con el consolador y a perseguir a monjas y beatas con el aparato entre las piernas.
Salí de la ducha y me acosté al lado de Fernando. Me había olvidado de lo maravilloso y acogedor que es dormir abrazada a alguien.
A la mañana siguiente noté que Fernando estaba intentado excitarse.
- Joder, me he quedado impotente. Esto no sube de ninguna manera. Ni aunque me ponga cocaína en el glande. ¿Bajo a buscar un poco?
- Anda, deja, que con la suerte que tengo lo mismo nos pilla una redada y, hasta dentro de unos años, no quiero volver a una cárcel.
Estaba muy jodida, pero sin estarlo realmente. Traté de no dejar que me viera seria. En todo momento le resté importancia. Decidí hacer un pequeño sondeo telefónico. Obtuve estas respuestas:
Susana: "te estará cambiando la racha. ¿Y si empiezas primero por conocer al hombre y luego follar?"
Cleofé: "cuando mi marido falla en esto, yo me desahogo yendo de compras al día siguiente con su tarjeta. Pero, claro, esto no lo puedes hacer tú en estos momentos. ¿O puedes hacerlo?
Sole: "mira, eso es que te has echado el perfume equivocado o no estás tan atractiva como la otra vez. A mí eso no me pasa. Recuérdame darte unas clases"
Sofía, Valeria, Loreto, y Diego: "¿estás en estos momentos con un hombre? ¿y no se le levanta?. Ya es mala suerte porque con lo poco que debes de pillar..."
Nuria: " esto no pasa cuando estás con otra mujer. Pero con mi marido esto no pasa. Le doy a todo"
Jorge: "¿estás segura de que lo que le has mamado no era un dedo del pie?"
Jorge estaba graciosito por la mañana y no me sirvió de mucha ayuda; de Nuria sigo esperando el momento en que deje al marido y se haga su propia "islita de Lesbos"; y ya lo de Sofía, Valeria, Loreto, y Diego fue paranormal porque las llamadas fueron individuales y contestaron exactamente lo mismo (pasan demasiado tiempo en compañia).
Después de este sondeo que sólo me sirvió para alegrar a Telefónica, desayunamos. Fue todo en silencio. Fernando propuso desayunar desnudos porque si se le levantaba en cualquier momento ya nos poníamos al tema allí mismo. Y nada.
Sobre las 5 de la tarde decidió irse. Se duchó, se vistió poniéndose un jersey de los que habían quedado de Gregorio (aunque se llevó los restos de la camisa). Y concluyó diciendo:
- La última vez que me pasó fue con mi ex-mujer la misma noche en que le iba a pedir el divorcio. Estaba tan poco atractiva ese día. Y se había puesto un perfume que tiraba para atrás.
¿O sea, que Sole estaba en lo cierto?. Le di un beso de despedida. No nos dijimos si nos íbamos a llamar. Dejar pasar un tiempo sería lo mejor.
Me puse en el ordenador a mirar la prensa digital y allí los nubarrones dejaron un pequeño agujero a la claridad. Resulta que Fernando salía en una foto. Miré el titular y descubrí que Fernando se dedicaba a la banca sí, pero es que era el Presidente del Banco Creditalia. El mayor banco español y europeo. El siguiente paso fue mirar en Google: fotos, artículos, y hasta la Wikipedia hablaban de él.
Conclusión: aunque no se le vaya a levantar más en la vida tengo que empezar algo en serio con él. Me podría retirar y hacerme una señora de la alta sociedad. Cleofé se pondría verde de la envidia, y en la editorial se quedarían de piedra. Mi madre me volvería a hablar (por la cuenta que le traía). Podría ser la nueva Preysler...
¡Fernando, eres mi salvación!