Atención: sólo si eres más de corto que largo plazo podrás entrar en la aventura.

martes, 27 de noviembre de 2007

¡¡¡NI EN MIS AÑOS MÁS LOCOS!!!


Un chocolatito caliente y me meto en cama. Os preguntaréis que por qué. Pues porque ayer fue uno de esos días que en la editorial llamamos "día suicida".
La cosa va de estar hasta bien tarde trabajando y haciendo de todo. El de ayer fue un día candidato a "día de suicidio colectivo": nos vimos solos, sin los máximos responsables y teniendo que acabar informes de todo tipo para mandar a la central francesa.
Se vivieron momentos de tensión, lágrimas, introspección emocional, pero nada de fiesta. Sofía fue la única que tuvo unos momentos de relax. Nuestro querido "pistolero" Raúl vino para dar ánimos a la gente en general y sexo de jovencito con grandes energías, y por lo visto grande también de lo otro, para Sofía en particular. No es que fueran pareja, sólo había encuentros:
- La última vez me colé en el taller de su padre y nos lo hicimos en un Supercinco destartalado - decía con ojitos golosos Sofía.
- Anda que son ganas. Yo hace tiempo que soy de la opción de que si quieren que me deje so-me-ter en un coche, o un Lexus o nada - gritaba Diego desde algún lugar de la oficina.
La sala de juntas se convirtió en un picadero con grandes posibilidades para Sofía y el cachorro.
- Eso que se ahorra la Sofi, que así no se va a países exóticos en busca de lo que ahora tiene en la sala - argumentó Nuria que estaba cargada de carpetas.
Acabamos sobre las 21:00. Fue una tarde frenética en la que aprendí a decir algunas cosas en francés gracias al método de Valeria, una especie de traducción mediante signos a la que se iba sumando gente de cuando en cuando. A veces parecía una timba de pócker. Salimos del trabajo con la sensación de que nos habíamos quitado un peso de encima. Loreto propuso un improvisado plan:
- ¿Por qué no nos quedamos por la zona, cenamos algo y nos relajamos un poco?.
No era mala idea y nos fuimos al "Possío". Hacía un montón de tiempo que no entraba allí. De ese lugar me echaron borracha perdida hace ya unos 5 años. Lo bueno de los bares es que los camareros no suelen durar mucho, así que no había ninguno que me sonase. La cena estuvo amenizada por Diego que, copa de vino en mano, nos contó todo tipo de anécdotas sobre sus relaciones con los hombres. Era el alma del local que iba cambiando la clientela de última hora de la tarde por parejas y grupitos de gente joven.
Pensaba irme rápido porque ya empezaba a notar que la noche iba a ser larga. Me levanté:
- Muy bien, Azu. Me has leído el pensamiento. Venga, pincha ahí en la juke una canción marchosita - gritaba Diego.
- Vale, pero no hace falta que lo pregonees que estoy a tu lado. Aunque luego me iré yendo que estoy cansadísima.
- ¡Que te vas a ir tú!. De aquí no se va nadie hasta que acabemos todos a gatas. Bueno, a Diego ya le falta poco... - decía entre risas Valeria.
Me acerqué a la juke y... ¡mierda!, metí una moneda de 2€ y no me daba vueltas. O sea, que iba a haber música para rato. Puse una canción de Britney Spears que me encanta y que, de paso, nos hizo descubrir que había nacido una estrella: "Oops, I did it again". Y es que Raúl saltó de su silla y se puso a moverse con un ritmo dinámico. Daba pasos de profesional. A mí ya me parecía que estaba viendo a los NKOTB, mis ídolos de todos los tiempos.
- Vaya, Sofi. A mi me dejas a este palomo una noche y te lo vuelvo cojo del todo - le dijo Diego a Sofía.
Con la apertura del baile vinieron otras canciones y el tequila. También apareció por nuestra mesa el vodka. Lo que debimos beber hizo crecer el PIB de Mexico y Rusia en un suspiro. Llegó un momento en el que sólo apreciaba, porque ver ya no veía demasiado, botellas vacías. El local entero comenzaba a girar a mi alrededor, porque yo pensaba que simplemente estaba parada y de pie cuando era precisamente lo contrario.
Dependiendo de si teníamos más cantidad de tequila o vodka la música oscilaba entre rancheras de despecho (que para eso Paquita la del Barrio sabe lo que hace) o canciones movidas que nos hacían soltarnos la melena (Diego se la soltaba simbólicamente a lo Carmina Ordóñez, y Nuria no se la soltaba porque es de pelo corto, pero de pelo corto de lesbiana no reconocida). Acabamos cerrando el bar ya sabe Dios a qué hora. Si hasta creo recordar que queríamos ayudar a limpiar a los camareros que quedaban y todo.
Lo siguiente fue irnos a una placita a tirarnos en el suelo. Yo tuve mucha suerte. Me tiré directamente sobre la tierra que estaba humedecida y sólo puedo decir que nunca más me podré volver a poner esa falda de Devota & Lomba en la vida. Pude aprovechar para dormir un poquito tirada en ese lodo (casi como el bolero de Los Panchos). Más tarde, Raúl propuso seguir hasta el final y qué mejor que irnos a desayunar todos juntos.
¡Vaya por Dios!. No se les ocurre otra cosa que ir a Macadamia, una cafetería que sirve unos desayunos con mucho encanto y que es un lugar con mucho más encanto si cabe. Allá que entramos nosotros. Parecíamos sacados directamente de un tornado. Unos pelos, unos ojos, mi falda, todos oliendo a alcohol en un radio de acción de kilómetros...
No nos dijeron nada, pero las miradas del personal y de la clientela lo decían todo. Por suerte soy de esas personas que siempre llevan en su bolso unas gafas de sol. Me las puse y pude disimular un poco el estado de resaca. Desayunamos en total silencio. Nadie decía nada. El único ruido que se escuchaba en nuestra mesa era el de las cucharillas y los morreos de campeonato que Raúl le daba a Sofía.
- Hijo, Raúl. Que no se te acaba la energía ni a base de inyectarte calmantes. ¡Qué barbaridad! - respondía indignada Loreto.
- Pues ya sabéis por qué estoy tan contenta en el tema cama con este fuera de serie -replicaba Sofía defendiendo lo suyo.
Ya no daba tiempo a otra cosa más que a ir a trabajar. La mañana de hoy transcurrió para nosotros 6 sin movernos de nuestras mesas. Mi jefe apareció, me miró, preguntó por la jornada de ayer y concluyó aconsejándome que no siguiese con ese "perfume" que olía como a bebida alcohólica. Hoy no hubo ni salita:
- ¡Pero esto qué es!- se escuchaba gritar a Marisa - Debió ser bueno el homenaje que os pegásteis ayer porque por la salita no huele ni a café.
Marisa estaba radiante:
- Es que ayer mi marido me dio un viaje. Como te lo cuento. Lo que hace mandar un poco a la suegra con sus otros hijos.
Como el lunes había sido duro, hoy pudimos salir antes. En el ascensor surgieron las típicas charlas de comentarios de las "mejores jugadas":
- Os juro que no recuerdo nada - les dije.
Y al momento estallaron en risas.
- Pues menos mal. Yo recuerdo exactamente todo lo que hiciste en el Possío. A ti lo de beber no es algo que hagas habitualmente, ¿verdad? - me dijo Diego.
Total, que estos son algunos de mis mejores momentos:
1.- Me quité la blusa y le pedí a unas chicas que tocasen la zona de mi escote para demostrar que la crema que estoy echándome es muy eficaz.
2.- Cuando bebo mucho, meo más. Y lo que no sabía es que dejé en un rincón del Possío un regalito en forma de charco, y en el parque ni me escondí para orinar.
3.- Llegó un momento en el que parecía que bebía, pero no. El vaso no llegaba a mi boca porque ya antes me lo había derramado por la blusa que había dejado abierta.
4.- Les conté a unos estudiantes japoneses de intercambio que iban por la calle mi historia con Fernando y su hijo. Aquí no hizo falta explicarles a mis compañeros de trabajo nada sobre mi situación porque lo conté bastante bien por lo visto.
No puedo obviar el momento del parque en el que acabé de estropear la falda al tirarme "a rolos" varias veces por la pista de skate que había.
He quedado como una pailana que no sabe beber. Y no me importa demasiado ya que esto me ha acercado mucho a mis compañeros de trabajo. Ya casi se pueden considerar amigos.
El resto del día ha transcurrido entre un baño de espuma y una siesta en el sofá que me provocó el estar hablando por teléfono con Alejandro. Ni me acuerdo de lo que me contó. Creo que era algo de que estaba en Viena y que si la Ópera, etc. Y casi ni he pensado en su padre. De repente hasta tengo ganas de que vuelva Alejandro. ¿Qué estará haciendo en Viena?, ¿me lo contó el otro día y no le habré hecho caso?.

domingo, 25 de noviembre de 2007

¿VAS A DECIR LAS COSAS ALGÚN DÍA?


Es cierto. Un defecto mío que arrastro desde que tengo uso de razón es que siempre me callo en situaciones en las que debería decir las cosas para no provocar malos entendidos que luego crecen como bizcochos con sobredosis de levadura.
El titular de mis últimos acontecimientos podría ser: "TENGO NOVIO". Luego pasaría a explicar lo que me ha llevado tenerlo y los lectores concluirían pensando que soy gilipollas por, precisamente, no decir las cosas.
Alejandro ha quedado justamente hasta hoy por la mañana. Y porque tenía una comida ineludible que sino lo tengo de inquilino como mi tía, pero éste con derecho de pernada. No han sido malos momentos. Alejandro es un hombre por el que suspiraría toda mujer (hetero), pero yo quiero estar con su padre. A ver, que el hijo también tiene muy bien encaminada la vida como director de la fundación del banco de su padre y que su vida social es tremenda... ¿Por qué me he encaprichado con Fernando?. ¡Si es que ni con sesiones e hipnosis me voy a olvidar de él!. Y menos ahora que tengo posibilidades de entrar en esa familia.

El día de ayer fue de lo más activo. Me invitó a desayunar a uno de las cafeterías más chic de la ciudad. De esas por las que pasas y te dices: "algún día entraré y derrocharé en café con tartas diversas. Y para llegar a fin de mes macarrones del Dia". Un lugar exquisito, un café como nunca había probado. Alejandro en todo momento atento; que si quería más tarta de Selva Negra, que si necesitaba otra servilleta ya que la mía estaba un poco manchada. Hasta me dio un beso en la mano en pleno desayuno que, debo confesar, me derritió. Más tarde era obligada la visita a un museo. Me explicó sus cuadros favoritos y se notaba cómo le gustaban. Hablaba con mucho sentimiento. Paramos en un supermercado:
- Venga, te voy a cocinar algo de comer.
- No me digas que también cocinas. Chico, estoy empezando a ver que eres todo un partido.
- Bueno, soy un aficionado. Pero le pongo mucho amor. Y con amor las cosas siempre salen bien.
Esa última frase me hizo cambiar la cara porque, ¿y si estaba enamorado de mí?. "Vamos a ver, Azu, está enamorado y hasta las trancas"; "bueno, no hacía falta decirlo así" (tengo mucho diálogo interno con mi conciencia).
Aquí viene lo bueno. De camino a casa, atravesamos un parque. Íbamos muy juntos pero no de la mano. Una señora se acercó y nos ofreció unas flores:
- ¡Qué novios tan guapos!. Tomad, estas camelias son para vosotros. Por guapos - sonreía la mujer.
- ¿A qué hacemos muy buena pareja?. Pues yo creo que con estas flores hasta le podría pedir matrimonio. Y con usted de testigo - se apresuró a decir Alejandro.
- ¡Uh!, pero qué alegría que la gente joven se ame y no se anden pegando, ni drogando. Y esos que abandonan niños son peor que Satanás - dijo la señora, a la que de repente se le cambió la expresión del rostro.
¿Niños abandonados?, ¿matrimonio?, ¿pareja?. ¡Dios!, con lo único que estoy de acuerdo es con lo de guapos. Y ya veis que allí estaba yo escuchando, y sin decir nada. Soy tonta de remate. Porque si me hubiese atrevido a decir algo en tono diplomático como: "aún nos estamos conociendo", "es muy amable pero sólo hace como unas dos semanas que nos conocemos y hemos follado más que hablado si me descuido". Pero me tuve que callar y el destino aún me tenía preparada otra sorpresita.
No me extrañaría que todo esto estuviese preparado por este hombre. Que le hubiese pagado a la señora para soltar esa parrafada de halagos. Y peor, que su padre fuese el artífice de todo esto porque como ha visto que el gatillazo le venía a decir que estaba mayor pues le dijo a su hijo que me conquistase porque yo no me merecía permanecer en la oscura tristeza de mi alma. Fernando piensa en todo... Estoy fantaseando más de lo normal.
Al dejar a la señora, Alejandro no dudó en cogerme de la mano y darme un beso en la mejilla. Entonces ya está, ¿somos novios?.
"Yo no quería"; "eso te está bien por muda"; "pero para cuándo quería hablar ya era tarde. Haría quedado tan mal"; "no es cuestión de quedar bien o mal, es cuestión de que a ti te venderían hasta un Gucci falso sabiendo que es falso y por el precio de un auténtico".
Después de esta lucha con mi conciencia volví a la Tierra y ya estábamos llegando a casa. Estaba mi tía Engracia:
- Tía, pensaba que estarías en la aldea.
Y Alejandro hizo otra de esas escenas que me dejaron K.O.:
- Hola, soy Alejandro. El novio de Azu.
- ¡Pero, qué alegría!. Y tú sin decirme nada. Mira, me iba a ir dentro de un rato pero casi me quedo y me lo contáis todo. No molestaré, ¿verdad?.
Joder, la bola sigue creciendo. Ya me veo delante del altar y yo sin comerlo ni beberlo.
La comida transcurrió con normalidad. Mi tía encantada con él, y él derrochando encanto en todo momento. Yo me evadía mirando al techo e imaginándome en distintas situaciones demostrando mi gran defecto:
- Que me ingresan por una apendicitis, se equivocan y me van a cambiar de sexo. Yo lo sé pero, claro, no puedo decir nada.
- Que han matado al Rey y yo soy el único testigo que vio a los asesinos y no me atrevo a decirle nada a la policía.
- Que.. Uy, tengo que volver a pintar el techo que ya tiene esas manchas tan antiestéticas.
O sea, que tengo novio y todo el mundo que lo sabe está encantado de la vida. Yo no lo acabo de ver. Tampoco creo que le hubiese dado alas. ¡Dios mío, le dejé besarme en la mano!, ¡le dejé quedarse otra noche en mi casa!, ¡ le dejé cogerme de la mano!. Soy una puta culpable.
- Azu, cariño. Acabo de llamar a tu madre para decirle la buena noticia. Ya sabes que quiero que os volváis a hablar, y creo que esto es lo que hacía falta para que os reconciliéis.
- Gracias, tía. Voy a fregar.
- No te preocupes, cariño. Ya lo fregaremos después juntos. Juntos es más divertido.
¿Me ha llamado cariño?. ¡Tengo que parar esto como sea!. Ya está, finjo mi propia muerte pero me voy a Tijuana: "muy bien, escapar es lo mejor. y, ¿por qué Tijuana?", "no sé, es lo primero que se me ha ocurrido", "menos mal que no sueles pasar a la acción porque sino no sé lo que habría sido de mí".

Ahora mismo ya lo debe saber toda mi familia. Hasta Sole lo sabe. Fui a timbrarle hoy por la mañana ya que hacía unos días que no la veía. Y, nada más abrir:
- Hola, soy el novio de Azu.
Genial, ahora vayamos piso por piso, incluso cojamos la guía y llamemos a todos y cada uno de los habitantes y digámosles la buena nueva.

Estoy acabada. Tendremos hijos y no los querré porque no los quería tener pero como no hablo pues ahí estaré.
Fernando, te necesito. Sálvame.